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Espadas

El truco es bañarse poco

No quieran pensar qué ocurriría si se realizaran tres análisis por semana

Miércoles, 23 de julio 2025, 23:45

La felicidad está estrechamente relacionada con la ignorancia. Los poetas lo han expresado de mil maneras distintas. Para Valery la felicidad tiene los ojos cerrados ... y para Leopardi es fruto de la ignorancia de la verdad. Nada que no enseñe la gramática parda. El cornudo es feliz. ¿Cuándo deja de serlo? Cuando se entera de que su cónyuge le engaña. Ojos que no ven... ¿Cuándo se rompe el encanto de la noche de Reyes? El día en que los niños descubren, si no los desilusionan otros mayores que ellos, que los Magos son los papás. «Beatus ille qui procul negotiis». «Dichoso aquel que está lejos de los negocios,« afirma Horacio en su oda a una vida rural más idealizada, más chaletera en términos actuales, que real. «Beatus ille» podríamos decir nosotros de quien pasa las vacaciones en la costa ignorando lo que nos desveló el consejero de Medio Ambiente Martínez Mus en un sorprendente intento de tranquilizar a la opinión pública. Una novela de terror según las cual el cierre de playas por contaminación ha aumentado porque se ha duplicado el número de análisis que se practicaban hasta ahora y se ha reducido a la mitad la periodicidad de las tomas. Antes se realizaban cada quince días; ahora, cada siete. No quieran pensar qué ocurriría, esto ya lo añado yo, si se realizaran tres veces por semana, como hace la Agencia de Salud parisina para conocer cuanto antes cómo baja el Sena en los tramos habilitados para el baño. Se contarían con los dedos de las manos las playas que permanecerían abiertas en la Comunidad Valenciana porque el problema no es de catas, que también, sino de calidad de las aguas. E incluso del aspecto que empiezan a presentar por mor de las emisiones incontroladas, el deficiente tratamiento que reciben los vertidos, la persistencia de los daños ocasionados por las barrancadas en la red de saneamiento y la habitual incapacidad de las depuradoras existentes para asimilar los aumentos poblacionales que experimentan los municipios costeros en verano. Y, sin embargo, el dinero que se invierte en mejorar la depuración es inversamente proporcional a la importancia que tiene el turismo en la economía autonómica. Martínez Mus presume, con razón, de que el 'Programa de control y vigilancia de las zonas de baño' contempla realizar esta temporada unos 5.000 análisis en 265 zonas de baño, 15 de ellas continentales. El problema es que mientras no complete y renueve el parque de depuradoras estará «garbellant aigua». Y, como se comprenderá, a según qué bañistas -los del río Buñol sufrieron infecciones cutáneas y estomacales-, no les podrá ir con el cuento de que hasta en las playas que tienen la bandera roja «no pasa seguramente nada si alguien se baña (sólo) un rato» (sic).

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