«Populismo del malo» (sic)
La supuesta democracia participativa es una engañifa
La consulta pública sobre la OPA del BBVA al Sabadell, una decisión que equipara a Pedro Sánchez con Pilatos, me va a obligar a repetirme. ... La supuesta democracia participativa es una engañifa, el recurso demagógico que emplean cada vez más políticos para delegar en terceros la responsabilidad de decidir en cuestiones espinosas, como es el caso que nos ocupa, o para convencerles de que comparten el poder ejecutivo con ellos, cosa que no es verdad. ¿Yo? Lo que la gente decida, «aquesta creença estúpida de que el poble sempre té la raó, com si la veritat fos una qüestió estadística», pone Amadeu Fabregat en boca de un provocador personaje de 'L'anell del Nibelung'. Podría extenderme, de nuevo, en las escasas garantías organizativas y electorales que inspiran los presupuestos participativos, el trampantojo que Ribó introdujo en Valencia y que MªJ Catalá ha recauchutado para no ser menos, pero son tan obvias que no merece la pena. Como no la merece abundar en la parte mollar. El Pacto del Botánico no sometió a la consideración de los valencianos la decisión de eximir a los promotores de hoteles, edificios de oficinas y supermercados de la obligación de dotarse de los correspondientes aparcamientos. Compromís se sirvió de este recurso para colarle a Sandra Gómez todo lo quiso y un poquito más y ésta es probable que aún no se haya enterado. Ni falta que le hace en Bruselas. El Ministerio de Economía asegura que en esta ocasión no hay nada que temer. El soporte informático que se está empleando permite filtrar participaciones interesadas. Lo cual me quita un gran peso de encima. Si la criba es digital, no tenemos de qué preocuparnos. A menos que seamos accionistas y/o impositores, opinemos que el Gobierno ha de velar por el interés general o consideremos que no puede alterar la legalidad según le convenga. Susana Camarero ya ha dicho que el Consell «no participará en esta pantomima, un populismo del malo (sic) que siembra dudas en el sistema y cuestiona el trabajo de la CNMV». Lo que no podemos hacer con el sistema y la CNMV, señora vicepresidenta, es sacralizarlos, porque, aun siendo cierto que Sánchez tiene un interés especial en que la opa no ponga en peligro sus apoyos independentistas, en lo tocante a excajas de ahorros es obligado parafrasear a Benedito XVI y preguntarse: ¿Dónde estaba Dios, dónde estaba ese sistema, digo del Banco de España, de la CNMV y de la CNMC, cuando un atajo de enchufados llevó a la quiebra a las entidades valencianas? ¿Dónde cuando Bancaixa se fusionó con Caja Madrid? ¿Dónde cuando el BFA las deshuesó y le adjudicó Bankia y el Banco de Valencia, a La Caixa y la CAM, al Sabadell?
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