Parapetarse a destiempo
Remedios caseros que podrían resultar desaconsejables
La llamada a autoprotegerse de riadas y barrancadas, lanzada por el consejero de Reconstrucción Gan Pàmpols, se presta a toda suerte de interpretaciones no siempre ... benévolas. La de que constituye un reconocimiento de la impotencia del Consell ante los elementos: pónganse ustedes a buen recaudo porque aviados van si esperan a que lo hagamos nosotros es la más retorcida. Y la de que parece un sálvese quien pueda, la más política; no hay apotegma más liberal que este. Sea como fuere, lo cierto es que la consigna ha surtido efecto. Una multinacional ha levantado un muro de cemento de tres metros de altura alrededor del hipermercado que posee en l'Horta Sud, han proliferado los anuncios de venta e instalación de compuertas anti inundaciones, se han visto más 'estalladors', más compuertas que nunca en los umbrales de las casas y Guillermo Luján siempre podrá presumir de ser el primer alcalde afectado por la dana en montar vallas de contención en las inmediaciones del barranco de la Saleta. Remedios caseros que, en algún caso, podrían resultar desaconsejables o sencillamente contraindicados. Lo que no ha hecho ninguna autoridad civil o militar (en la reserva), y menos el titular de la institución que tiene ahora encomendado este cometido, digo de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), es decir que esto con la Fàbrica de Murs i Valls no pasaba. En principio, por ignorancia; La fábrica de qué. Después, porque no es verdad. Felipe el Prudente se sintió obligado a crear la 'Nova fábrica dita del Riu' cuando la riada de 1590 hizo añorar la primigenia Fàbrica de Murs i Valls, instituida por Pedro IV el Ceremonioso en 1358 a raíz de otra devastadora inundación. Y por último, porque aunque su sola condición de foral bastaría para que románticos como el amigo JR Chirivella santificaran su técnico nombre, la Fàbrica no siempre acometió como debía la reconstrucción de los daños que las crecidas ocasionaban en acequias, murallas y fosos de Valencia. Es más, frió al vecindario a impuestos y 'sisses' cuando se tuvo que ocupar del cuidado y la reparación de los márgenes del Turia. Con todo y con eso, seguro que a Francisco Camps le gustará saber que el abad del monasterio que él convirtió en «templo espiritual, histórico y cultural del antiguo Reino de Valencia», el de la Valldigna, formó parte de su junta, turnándose, y esto puede que ya no le guste tanto, con el de Poblet. Nada nuevo, por lo demás, bajo el sol. La última vez que su 'heredera', a título de confederada, movió un papel para reducir el «riesgo de inundaciones en la ribera del Júcar» fue el 22/10/2022. Y se trataba sólo de un «estudio de alternativas» para recrecer 683 metros de una mota de Cogullada.
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