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La maduración de À Punt

En otro tiempo se hubiera armado la de Dios es Cristo

Miércoles, 18 de junio 2025, 23:46

La plantilla de À Punt se ha hecho mayor y se nota. Vaya si se nota. No hay más que ver la callada que ha ... dado por respuesta a la publicación del nuevo libro de estilo. La nueva dirección conservadora reduce a la mínima expresión el elaborado bajo la batuta de Rafa Xambó (Compromís); las 320 páginas del de 2017 se quedan en 122. Las indicaciones léxicas, que no cuentan con el aval de la AVL, elevan a la categoría de formales palabras, adjetivos y pronombres demostrativos y ordinales que el Diccionari Normatiu Valencià considera coloquiales. Indicaciones más que suficientes para que en otro tiempo se hubiera armado la de Dios es Cristo. Y, sin embargo, no se ha quejado ni el comité de empresa. Todos los que en 1990, siendo director general Amadeu Fabregat, se comportaron como «valencianas indignadas» y se levantaron cual paquitas rebentaplenaris en contra del vocabulario elaborado por Lluís Fornés, «maulets, a les armes!», y digo todos porque el personal de À Punt procede básicamente del extinto Canal 9, han dicho ahora un amén ensordecedor. Un a mandar que, por otra parte, no tiene nada de extraño porque, como es asimismo necesario recordar dados los implicados, son también los mismos periodistas, sociólogos y lingüistas que se pusieron en primer tiempo de saludo el día en que las tropas de Zaplana tomaron el Pirulí de Burjassot. Y el que no se aprendió cuál era el perfil bueno del ahora exmolthonorable, se convirtió en amigacho del entonces secretario general de RTVV, el también réprobo Vicente Sanz, o ejerció de correveidile sin rechistar. Ni que decir tiene que mejor así. Por un lado, porque el responsable de la comisión que ha elaborado la parte más conflictiva del referido manual de instrucciones, el por lo demás subdirector general de Política Lingüística de la Generalidad Vicent Satorres, podrá dormir tranquilo. «Abolitio nominis» como la sufrida por Fornés durante estos últimos 35 años sólo se dictan contra los disidentes. Y no es el caso. Satorres sólo es un pepero. Y, por otro, porque un estudio genético elaborado por la Universidad de Huddersfield (RU), bajo la dirección del valenciano Gonzalo Oteo García, ha venido a confirmar que el grito anticatalanista «Abans moros que catalans!» estaba en lo cierto, entiéndame. El análisis del ADN obtenido en doce enterramientos de Valencia, Gandia y la Vall d'Uixó revela que las personas que vivieron en dichas ciudades entre los siglos IV y VIII, y por tanto antes de Tarik y Muza, ya tenían genes magrebíes, caracteres que sólo se convirtieron en imperceptibles tras la expulsión de los moriscos en 1609. Y sólo faltaría que el PP, Vox o los repescados de Canal 9 resucitaran el conflicto idiomático para volver a la casilla de salida preautonómica.

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