Desmemoria histórica
La ministra Morant y su lugarteniente orgánico creen que la calle es suya
La responsable del PSPV Diana Morant y su secretario de organización, Vicent Mascarell han vuelto a evidenciar que su impericia es ilimitada. Caen en las ... mismas trampas identitarias en las que cayeron sus predecesores, dan pie a que les tachen de traidores a «la pàtria que s'ampara baix ton mant» quienes realmente están rebajando la presencia del valenciano en la vida pública y cuando ya sólo falta que les encasqueten la coroza para que los bree el populacho, doblan la estulticia de irresponsabilidad al advertir que la asistencia de Mazón a la ofrenda floral a Jaime I constituirá una provocación. ¿Una provocación que el titular del Consell cumpla con su deber institucional de presidir la comitiva de autoridades que ha de acompañar a la Senyera en su periplo por el Cap i Casal? Permítanme que dé por expresadas todas las condenas atinentes al caso y me ciña a lo que de alienígena tiene que la ministra y su lugarteniente orgánico crean que la calle es suya. No lo fue de Fraga, a quien le cabía el Estado en la cabeza, lo va a ser de unos socialistas escuchimizados un 9 de Octubre. El jugador de cartas Mike McDermott aconseja en 'Rounders' que «si a la media hora de partida no sabes quién es el primo es que el primo eres tú» y lo mejor que puedes hacer es retirarte. Nueve meses llevan Morant y Mascarell jugando al truc con Mazón y aún no se han enterado de que los primos son ellos. Dios no lo quiera, pero, en efecto, es posible que a Mazón le ocurra hoy lo mismo que a Camps en el Traslado más breve de la historia, el de 2009, aquel en el que hasta alguien como Gª Sentandreu exhibió un cartel alusivo a la corrupción. Pero es la izquierda la que por lo general no puede sumarse tranquilamente a la procesión, 'née' cívica, porque la cubren de improperios, si no la agreden, como agredieron a Manuel Girona y a Ricard Pérez Casado en 1979, y a éste y a la prensa en 1981. Fecha en la que un cohete quemó la Senyera sin azul izada en los mástiles del Ayuntamiento y de rebote la bandera de España. El porqué está en libros y hemerotecas. Mientras los progres se dedicaban a «fer i redreçar el país», el GAV se tomó las palabras de Andre Malraux («las tradiciones no se heredan, se conquistan») al pie de la letra, y convirtió la procesión en un anual «Sant Vicentet el ditet», el juego en el que los que pierden son condenados a desfilar por el pasillo que forman los que ganan y ser azotados a la voz de «xinxes i caparres», un pimpampum donde siempre reciben los mismos.
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