Un capitolio en rebeldía
Sólo hay consenso en Les Corts en la comisión de Interior
Hay un lugar en las Cortes Valencianas donde no existen líneas rojas, donde ningún cinturón sanitario separa a los diputados del PSPV y Compromís de ... los de Vox y el PP, donde impera la hermandad política, desaparecen las diferencias ideológicas y partidistas y todos los puntos del orden del día se aprueban sin aspavientos y por unanimidad. Es la recoleta estancia del antiguo Palacio de los Borja donde la comisión de Gobierno Interior de la cámara se reúne a puerta cerrada y donde el parlamentarismo pierde su casto nombre. Porque es allí donde los representantes de la soberanía popular se descaran y acuerdan en confianza y sin fingimientos cuestiones que sólo a ellos conciernen en un uso torcido de la autonomía parlamentaria. Días atrás, Isaura Navarro, una exdiputada a ambas Cortes, atribuía únicamente a cuestiones extraparlamentarias el creciente «desapego a la democracia». Ciertamente, la corrupción política y policial y la politización de la justicia, razones esgrimidas por la exconsejera y exdiputada, junto al ¡rearme!, no ayudan a acrecentar el respeto a la gestión pública. Pero, a mi modo de ver, es en las Cortes donde empiezan a manifestarse los primeros signos de que hay menos vocación de servicio de lo que se pregona y donde se echa en falta que alguien con ascendiente orgánico o institucional separe el grano de la paja y de las pájaras. La misma exconsejera Navarro se dio a conocer al incluir a su novio como observador en la delegación internacional que supervisó las elecciones peruanas de 2006 y optar asimismo a una plaza de letrada de las Cortes siendo diputada por Compromís. Puig celebró en 2022 los 40 años de autonomía. Aunque para autonomía, la de las Corts. El capitolio autonómico no se dejó auditar por la Sindicatura de Cuentas hasta 2016 y nueve años después todavía continúa renuente con ella. Ya no trata de chantajearla auditándola a su vez vicariamente, como hizo en 2018 para vengarse de la falta de transparencia y el descontrol en los gastos sectoriales detectados en la revisión de las cuentas parlamentarias de 2017. Una reacción más propia del hampa que de una asamblea representativa. Pero continúa haciendo lo que le sale de las narices. David Burguera desvelaba en LAS PROVINCIAS que de las 17 recomendaciones que figuraban en el informe de 2022, la cámara sólo había aplicado una, cinco a medias... y gracias. Ni la Sindicatura ni la Agencia Antifraude, que también lo ha intentado, han conseguido implantar la transparencia en el poder legislativo autonómico, con todo lo que esto representa de mal ejemplo para los demás. Después de mucho regateo, Compromís acaba de devolver 66.000 euros que se embolsó indebidamente, pero el PP aún va a apelar para no reingresar los 83.500 que se le reclaman.
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