Hace unos días me enteré de que hay un grupo musical muy apreciado que se hace llamar 'La Oreja de Van Gogh'; y también supe ... que, tras el regreso de una señora que cantaba antes en el afamado conjunto musico-vocal, se ha programado una gira por toda España que les traerá a Valencia nada menos que el 4 de septiembre de 2026, dentro de 318 días.
¿Se habrán celebrado elecciones en España para entonces? ¿Seguiremos igual en la Comunidad Valenciana? ¿Podrá ir el presidente Mazón a ese concierto histórico o continuará perseguido? No lo sé, no lo sabemos. En estos tiempos volubles, donde el porvenir es líquido, nada puede garantizar si Putin y Trump habrán llegado o no a un acuerdo para repartirse la influencia sobre Ucrania antes de Navidad. Nadie sabe si para esa fecha continuará existiendo nuestra despreciada Europa y si el bueno de Zelensky no andará sirviendo pintas de Guinness en un sórdido pub de carretera de Escocia.
En el mundo actual, nada es seguro salvo la programación de los grandes festivales y los calendarios de gira de los músicos y orquestas de gran fama. El pianista Grigory Sokolov, que es tan español como cualquier de nosotros y vive en Mijas, sabe que volverá al Palau el 15 de febrero del año próximo, pero es seguro que ya sabe también dónde va a trabajar a lo largo de 2027. Ellos, los famosos, los notables, conocen con mucha anticipación lo que van a hacer: cuándo habrá paz en Ucrania, cuándo volverá a haber guerra en Gaza, dónde está el dinero que Delcy Rodríguez ha ido sacando de Venezuela. Y somos nosotros, la gente corriente, los que no podemos asegurar si el 4 de septiembre de 2026 podremos deshacer una duda crucial: ¿Mejora La Oreja con Amaya Montero?
Ayer, día 20, se pusieron a la venta las entradas de la gira del grupo donostiarra en toda España. Y en pocas horas, gracias a internet y todo ese rollo detestable, se vendió la práctica totalidad de lo que antes se llamaba «papel disponible», desde Bilbao hasta Málaga. No hay entradas, ya no quedan. Y un empresario que no se arriesga como hacía doña Concha Piquer, tiene desde hoy un crédito de unos diez o doce millones de euros, concedido sin intereses... por el público que ha comprado entradas a 318 días vista.
Observen qué cambio: el viejo Mestalla aún exhibe cuarenta o cincuenta taquillas, de las que apenas usa cinco o seis. Las taquillas físicas del flamante Roig Arena son una especie de garita construida fuera del edificio. Da la impresión de que se habían olvidado de ellas. ¿Habrá entradas en esa taquilla minúscula si voy el 4 de septiembre? La ley, antes, obligaba a reservar un porcentaje hasta el comienzo del espectáculo. Pero eso era antes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión