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Las armas fueron dadas a los hombres no para iniciar agresiones, sino para rechazar la violencia». Era el año 52 a. C., y Cicerón defendía ... ante los jueces a Milón, acusado de haber matado a Clodio. El orador romano argumentaba que, en caso de ataque injusto, el derecho a defenderse prevalece.
Dos mil años después, en otro foro y con otro tono, escuchamos a Pedro Sánchez explicar, con gesto grave, que para cumplir con el aumento de gasto en Defensa que impone la OTAN, la mayor parte no se destinará a comprar «armamento tradicional», sino a invertir en sistemas de uso civil. Y esto sin pasar por el Congreso. Que nadie se alarme: no compramos balas para dispararlas -faltaría más-.
Bueno, ni siquiera eso: el Gobierno ha decidido cancelar la compra de quince millones de balas israelíes tras las presiones de los socios políticos que le mantienen en el gobierno. Una decisión que no solo podría costar el importe íntegro del contrato -unos 6,8 millones de euros-, sino que, según informes técnicos publicados, deja sin munición adecuada a cuerpos de élite de la Guardia Civil. Según se ha publicado, las balas israelíes eran las únicas que pasaban las pruebas de compatibilidad con las nuevas pistolas, también israelíes.
¿Quién nos iba a decir que el genial monólogo de Gila acabaría describiendo la actualidad nacional? Gila, que supo hacer humor de algo tan doloroso como la guerra, imaginaba una conversación absurda con la fábrica de armas:
-¿Es la fábrica de armas? ¿Está el señor Emilio, el ingeniero? ¡Que se ponga!
-De los seis cañones que mandaron ayer, vienen dos sin agujero. Disparamos con la bala por fuera. Al mismo tiempo que uno aprieta el gatillo, otro corre con la bala. Pero se cansa y la suelta...
Y seguía con esto:
-Y tampoco tenemos tanques, usamos un seiscientos con un enano y en lugar de disparar, insulta. Bueno no mata, pero desmoraliza.
Yo tampoco quiero la guerra. Pero detrás de esos engañosos eslóganes «no a la OTAN» y «no al gasto en Defensa» hay una renuncia a defender nuestra libertad, nuestra economía y nuestro modo de vida. No se defiende solo un territorio: se defiende una libertad, una forma de vivir, un futuro. Renunciar a eso no es pacifismo: es rendición. En el otro extremo, también Abascal rechaza el plan de rearme de la UE. Como su admirado Putin, prefiere una Europa débil.
Siglos después de Cicerón, en el IV dC. el autor latino Vegecio dejó escrito «Si vis pacem, para bellum»: «Si quieres la paz, prepara la guerra». Este principio sigue siendo clave en política internacional y defensa: un país que no invierte en su seguridad se vuelve vulnerable a agresiones externas. Ahora ya está clara la estrategia de Sánchez, si algún día la situación se complica, descuelga el teléfono, marca el número y pregunta, siguiendo literalmente a Gila:
-¿Es el enemigo? ¿ustedes van a avanzar mañana? ¿A qué hora? ¿van a venir muchos? ¡Hala!, que bestias. Yo no sé si habrá balas para tantos.
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