Apagón democrático
En aquellos días ustedes permanecían mudos en cada asamblea; yo me presentaba y hablaba. Ustedes no decían nada entonces» escribe Demóstenes contra Esquines en el ... 330 a.C.
En la Atenas clásica, no dar cuentas en la Asamblea ciudadana era rechazar el espíritu de la democracia; presentar argumentos y rendir cuentas era un deber indeclinable. Recuerdo las palabras del orador griego, gran defensor de la democracia, a propósito del apagón democrático que sufrimos en España.
El clamoroso silencio del Gobierno tras el apagón eléctrico que el 28 de abril sufrió España -que aún permanece sin explicación, ¡un mes y medio después!- es una involución grave: no solo hubo un fallo técnico, sino una fractura institucional. Como las causas del apagón no son favorables al gobierno, las ocultan y dilatan la necesaria explicación a los españoles para jugar con el olvido del apagón. Un asunto en el que debería haberse hecho la luz informativa y solo hay oscuridad.
Al apagón informativo sobre el apagón eléctrico se suma el apagón de Sánchez sobre los escándalos que le cercan, hoy lleva 40 días sin hablar. Se atrinchera en el silencio ante la trama de la fontanera socialista Lere Díez que trataba de obtener información sensible contra fiscales, jueces y mandos de la Guardia Civil, cuyas actuaciones perjudican al PSOE. Una red paralela de información política en manos del partido en el Gobierno. Rodeado de este y otros gravísimos temas, como el juicio oral contra su hermano, la aforación express en Extremadura..., Sánchez sigue sin contestar una pregunta de los periodistas desde hace más de un mes. Y evita ir al Congreso. Parece que, por fin va a ir mañana miércoles a la sesión de control.
A estos dos apagones se une el apagón presupuestario, que es especialmente grave. La base misma el funcionamiento democrático está paralizada: dos años sin presupuestos. Los presupuestos de 2023 siguen prorrogados en 2025. No sólo eso, sino que seguimos con los presupuestos...¡de otra legislatura! Esto es una anomalía constitucional porque según el artículo 134 de la Constitución, corresponde al Gobierno presentar los Presupuestos Generales del Estado y someterlos a debate y aprobación en el Congreso. Y encima, desde el sanchismo lo justifican como «ahorrar tiempo al Congreso». Como si debatir, dialogar y negociar no fueran el corazón de la democracia.
Y a todos ellos se une otro apagón aún más preocupante: el de la Fiscalía General del Estado. Ayer, el magistrado de la Sala Penal del Tribunal Supremo procesaba al fiscal general, Álvaro García Ortiz, y a la fiscal jefe de Madrid, Pilar Rodríguez, al considerar confirmado los indicios de revelación de secretos con acusaciones incluso de actuar «por indicación de Presidencia (Sánchez)». Y no dimiten. Es la paradoja definitiva: quien tiene que hacer cumplir la ley, es procesado por vulnerarla.
Apagón informativo sobre al apagón real, apagón presidencial, apagón presupuestario, apagón en el Congreso y apagón de la Fiscalía. España sufre un apagón democrático. Y lo peor es que a algunos les parece bien vivir a oscuras
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