El marrón del nuevo ayuntamiento
Seguramente los que votaron la Ley del Cambio Climático en 2021 pensaron que no habría problemas en su aplicación, pero seguramente también suelen utilizar coches ... oficiales y taxis pagados por el Congreso. La puesta en marcha de la zona de bajas emisiones se ha convertido en un elefante colado en la habitación que nadie quiere ver, a pesar de que el reloj no se detiene y es una realidad que llegará un día u otro a la calle.
En el caso de Valencia, la prohibición de paso para los coches más contaminantes, pongamos aquellos que tengan más de 20 años, la veo a día de hoy inviable por varios motivos. El parque móvil es considerable en las matriculaciones que se verían afectadas, de la misma manera que falta una red de transporte público adecuada tanto en el casco urbano como para el área metropolitana. Además, llegan unas elecciones municipales, la crisis bancaria está a punto de trasladarse a las familias y el precio de los coches híbridos o eléctricos está muy lejos de ser razonable. O sea, la tormenta perfecta.
En Valencia ya está adjudicada la colocación de 274 cámaras de reconocimiento de matrículas, así como otros aparatos de vigilancia ambiental. Falta el pequeño detalle de la dirección de obra, aprobada en la Mesa de Contratación pero todavía sin formalizar debido a que cuando eso suceda no habrá vuelta atrás.
Y eso es lo que no interesa a ningún partido, con lo que el nuevo gobierno municipal tendrá ese marrón como el primero de la lista a resolver. El actual concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, dijo hace poco que las cinco zonas pintadas en el mapa de la ciudad son orientativas, es decir, papel mojado. Y por si fuera poco, el alcalde Ribó dice cada vez que le preguntan sobre el tema que todo el mundo no se puede comprar un Tesla. Completamente de acuerdo con él.
Compromís sabe que con un 30% de los votos del 28-M tiene muchas posibilidades de seguir gobernando en Valencia, pero el problema es que en ese porcentaje se sitúan muchos de los que tienen un coche matriculado hace lustros. No les interesa para nada enviar el mensaje de que los van a multar.
Y por el otro lado, el bloque conservador, ocurre lo mismo aunque sea por razones distintas. Esta misma semana, la candidata del PP, María José Catalá, recriminaba a Ribó que ha hecho caja con las multas que ponen las cámaras colocadas en cinco accesos de Ciutat Vella para sancionar a los conductores no autorizados. La portavoz popular huye como de la peste de cualquier idea que suponga una restricción a la libre circulación.
Y luego están las razones objetivas, como que la red de Cercanías no está a día de hoy preparada para que en el distrito de Ciutat Vella, por ejemplo, se prohíba la entrada de vehículos matriculados hace 20 años. ¿Qué pasaría además con los vehículos de autonómos?
Y si nos fijamos en la red de Metrovalencia, las mejoras de los últimos años no son suficientes de ninguna manera. ¿Dónde están los famosos aparcamientos de 'park and ride' del Plan de Movilidad Metropolitana? ¿Dónde está el plan? Es necesario recordar que fue presentado en diciembre de 2021 por el entonces conseller de Transportes, Arcadi España. Otro marrón que se quedará para el nuevo gobierno, en este caso de la Generalitat.
Demasiadas preguntas sin que hayamos ido a la principal. ¿Es necesario restringir el tráfico en Valencia por la contaminación? Yo diría que no, aunque nos obligue la ley. No vivimos en la Manchester del siglo XIX, aunque a muchos les interese propagar lo contrario. De algo tienen que comer.
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