Hablaremos del Gobierno (III)
Para que luego digan de la polarización política, y resulta que los jueces, o son fachas o comunistas, pero todos malos, según si condenan a socialistas o a populares
Ya es mala suerte la del Gobierno de que le caigan encima todos los fachas con toga. Que si su fiscal general, que si ... su ex ministro de Transportes (un poco nuestro, en realidad) que si su Santos Cerdán que si la familia del presidente Sánchez... con tantos asuntos judiciales en el bombo y cuando cae la bolita siempre aparece el nombre de un magistrado fascista, malvado, incompetente y del PP, como mínimo, porque es posible que sean todos ellos de Vox. Pero bueno, es que lo mismo le pasa a los populares, que el funesto azar les hace tropezar con el sector anarcosindicalista de la judicatura al completo. Ni más lejos que la titular de la plaza 3 del tribunal de instancia de Catarroja, una señora criada en los soviets persiguiendo injustamente al Consell popular. Y luego dicen que la política está polarizada, pero teniendo en cuenta que los juzgados se dividen entre falangistas y comunistas, todos malísimos, pues aún va a ser poca la polarización política.
Sin culpa de nada transita el presidente Pedro Sánchez, que va de sorpresa en sorpresa. Menudo disgusto, lo de Ábalos. al que sacó del Gobierno de manera fulminante, aunque nunca aclaró por qué razón, que debió ser nada y menos, ya que luego no puso objeción alguna a que el PSPV se empeñase en que Ábalos fuera en la lista electoral solo por detrás de su ministra valenciana preferida, Diana Morant. Según Sánchez, y hay que creerle porque jamás miente, lo de Ábalos fue un empeño del socialismo valenciano en el que él nada tuvo que ver. Menudo ojo el de Ximo Puig, que era el jefe del PSPV, poniendo ahí a Ábalos. El ahora embajador, en un gesto de generosidad sin par, puso al que fue su archienemigo en el control del partido como número dos, a ese señor que ahora le pide una veintena de años la Fiscalía, que a lo mejor también está llena de fascistas, ya nunca se sabe. Un misterio. Otro más, como lo del corredor mediterráneo, que algún día se finalizará sin que nadie sepa aún cuándo ni por qué el Gobierno se jacta de que el AVE entre Madrid y Barcelona vaya como un pepino mientras a nosotros nos toca una tartana.
Nuestro Ejecutivo vive bajo el manto de las incógnitas, incluso en las áreas que gestionan los más listos del Gobierno y de sus departamentos académicamente más preparados. Verbigracia: el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) llenito de mentes científicas preclaras y vacío de millones que nadie sabe dónde están. Entre ellos, los que no saben, la ministra Morant, que se encontró con Ábalos de número dos en la lista sin comerlo ni beberlo por culpa de Puig y ahora se encuentra con que no se encuentra un montón de dinero de un organismo bajo su responsabilidad. Con lo pendiente que está de la ciencia, que se desvive por todo lo que tiene que ver con ella, y ahora pasa todo esto de lo que ella no sabía nada ni nada podía hacer. La prensa que ha consultado al ministerio recibe la explicación de que la aparición ahora este problema del CNIO tiene que ver con una supuesta pujanza de Morant tras caer Mazón.
Nada sabía Sánchez de los asuntos de Ábalos, ni por supuesto de los de Cerdán, y tampoco de que el exministro fuera a acabar como número dos de la lista al Congreso. Este jueves se le escuchó muy preocupado al presidente por las noticias falsas, como antes lo estuvo frente a los pseudomedios. Hablando de franquismo. La denominada Ley Fraga, la de prensa de 1966 no está derogada al completo. Algo podría hacer el Ejecutivo y sus socios en el Congreso si tanto quiere pasar esa página.
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