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Rosebud

El asiento trasero del coche

Antonio Badillo

Valencia

Lunes, 26 de mayo 2025, 23:22

Centro comercial Gran Turia. 22 de mayo. 9:50 horas. Es negro de arriba abajo, no arlequín como mi Kenya, aunque ambos comparten esa histeria ... propia de todos los teckel cuando intuyen que algo no anda bien. Jadea, lengua colgante, mientras recorre de punta a cabo los confines de ese asiento trasero convertido en sauna, un púgil grogui en busca de las cuerdas que amortigüen su derrota. Frente a la ventanilla, cerrada hasta el tope, cristal de horno que alimenta el sol, una responsable de seguridad pide instrucciones por el walkie. «Alguien ha dejado un perro encerrado en el coche», comunica antes de dirigir un lamento desesperado hacia la clienta que dio la alarma: «Si para ellos son objetos, que no los tengan». Veo la escena y sólo pido que sobre la osamenta de ese animal, no el infeliz cuadrúpedo que boquea en pos de oxígeno sino el bípedo que lo abandonó en su potro de tortura, caiga todo el peso de la ley. Por incívico. Por imbécil.

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