Guerras irrestrictas
Putin dice desde Pekín que es una «completa sandez» la idea de que se plantee atacar un país de la Unión Europea. Uno vecino da igual
Alfonso Bauluz
Presidente de Reporteros Sin Fronteras (RPS) España
Jueves, 4 de septiembre 2025, 00:00
No puede ser sino una simple casualidad que dos «recados» impactaran en las proximidades de la representación europea en Kiev. O que Von der Leyen ... tuviera un vuelo «visual» en Bulgaria cuando acude a visitar una fábrica de armas. Allí es normal. La pregunta hoy es si las casualidades que antaño se decían pertenecían a la zona gris, siguen siendo lo que en la doctrina clásica venía definiéndose como Guerra Híbrida: amenazas, agresiones de baja intensidad, ataques cibernéticos, operaciones de propaganda, desinformación y hostilidades reputacionales o intimidatorias, etcétera. Cuando hablamos de guerra de aranceles, no lo asociamos a la terminología bélica clásica. Tal vez conviene volver a China y escuchar su concepto de guerra irrestricta, aquella en la que todo vale, incluso ocultar que hay guerra.
Este concepto acuñado por los coroneles Qiao Liang y Wang Xiangsui lo ve como una superación de la acción kinética clásica de la destrucción y el sometimiento con un caudal de recursos mucho más amplio. El campo de batalla incorpora acciones económicas, financieras, tecnológicas, diplomáticas, legales, cibernéticas y mediáticas, todas ellas combinadas para eludir la confrontación armada, y con el fin de persuadir y doblegar la voluntad del oponente. Nos encontramos frente a dos conflictos armados, de los muchos que atraviesan el globo, que nos ocupan por lo sanguinario que resultan y lo que está en juego geopolíticamente, sin que los demás dejen de tener su importancia en vidas humanas y en el ascenso de nuevos apostantes del 'Gran Juego'.
Lo curioso esta vez es que tal vez no sepamos ni siquiera en qué bando estamos. O igual, sencillamente es que nos hemos quedado solos como apóstoles –poco creíbles– de los valores democráticos y en la defensa de los derechos humanos. Es difícil averiguar el tiempo de vida que le queda a la Alianza Atlántica, otrora faro de Occidente, y hoy escenario del sometimiento de Europa al dictado de un presidente estadounidense que muestra abiertamente que ya no hay amigos. La extorsión arancelaria es una buena prueba de ello. Tampoco lo son siquiera quienes desempeñaron para él cargos de tan alta responsabilidad como su vicepresidente o su asesor de Seguridad Nacional, que a poco que se descuiden acaban presos o exiliados. Volviendo los ojos a Pekín, todos estos despropósitos no hacen mejores a los tiranos clásicos reunidos en torno a Xi, y lo que sí que hacen es confrontarnos frente a nuestras responsabilidades, en tanto en cuanto sigamos proclamando nuestra confianza en el estado de derecho y la convivencia democrática. Habrá que irse acostumbrando a este escenario global plagado de matones, pero resulta que la defensa frente a los abusos de las plataformas es el inminente campo de enfrentamiento europeo, y el contendiente tampoco es China.
La potencia intoxicadora de las redes sociales y el inmenso poder que detentan las grandes tecnológicas ni siquiera se configuran como una amenaza estatal, aunque detrás se beneficien intereses económicos y políticos fácilmente identificables. La matanza de periodistas en Gaza, que Estados Unidos y Alemania parecen contemplar sin que se les mueva un músculo, es un claro ejemplo de cómo la propaganda, la desinformación, la mentira, la infoxicación, en definitiva, nos paraliza e impide reaccionar. Las viejas alianzas surgidas tras el final de la II Guerra Mundial se han desvanecido y esperamos que la movilización de medios y profesionales de la información frente a la masacre de Gaza y la censura total a la prensa internacional, con la prohibición de acceso a la Franja, nos ayuden a entender que el Periodismo es de las herramientas más útiles para combatir los vientos totalitarios. Para quienes sí quieren una convivencia pacífica y democrática sostener el trabajo de los auténticos periodistas deviene una obligación ciudadana. Parafraseando las mil bayonetas y el poder de la prensa de Napoleón, podemos decir que Tik Tok es hoy el mayor ejército de persuasión donde los dos grandes apostantes se juegan la partida con ese comodín, aunque en la mano Xi lleva tierras raras, arma que con deuda pueda doblegar al jugador de naranja, que va de farol.
Podemos ser espectadores del duelo, pero si no queremos ser subyugados lo mejor que podemos hacer es empezar a comprender la nueva realidad, y para ello son necesarios medios de comunicación independientes, públicos y privados, robustos económicamente y con periodistas profesionales que trabajen con rigor y con ética.
La alternativa la vamos conociendo: envejecimiento, sometimiento y decadencia. Tal vez una ciudadanía bien informada sea capaz de evitarlo. La alternativa que nos vaticina Thomas L. Friedman de un inevitable entendimiento sinoestadounidense por culpa de la IA no deja de ser un futurible, que no podemos saber si conduce al paraíso o al infierno.
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