La peligrosa hormiga de fuego llega a la Comunitat
El insecto, que se ha hallado cerca de Elche, causa picaduras dolorosas que puede provocar enfermedades graves
Rosana Ferrando
Domingo, 20 de julio 2025, 00:02
Mide apenas 1,5 milímetros, pero su diminuto tamaño no le impide causar estragos allá donde va. La 'Wasmannia auropunctata', más conocida como hormiga de ... fuego, ha llegado a la Comunitat Valenciana y lo ha hecho sin invitación. Originaria de Sudamérica, ha cruzado continentes sin necesidad de pasaporte: primero fue Estados Unidos, luego África Occidental y, desde hace unos años, Europa, en países como España, Italia y Francia. En España se detectó por primera vez en Tenerife. En 2013 logró instalarse en Málaga. Hoy, su nuevo punto de expansión es La Marina, un pequeño pueblo alicantino cerca de Elche.
Se diferencia de otras hormigas, además de por su minúsculo tamaño, porque su coloración es amarillenta o anaranjada. Pero lo más relevante es su comportamiento: forma supercolonias con muchas reinas, lo que le permite alcanzar densidades elevadísimas.
Su nombre llamativo hace honor a sus capacidades de destrozar los lugares que habita. Esta especie invasora es capaz de desplazar las autóctonas: otras hormigas, arañas, insectos polinizadores, etc., lo que desequilibra ecosistemas enteros. De hecho, se la ha visto combatiendo de forma violenta con otros insectos. José Manuel Vidal-Cordero, doctor en Biología por la Universidad de Granada y experto en Conservación, Gestión y Restauración de la Biodiversidad, advierte de que la presencia de la hormiga de fuego «interrumpe procesos clave como la dispersión de semillas, esencial para la regeneración vegetal». Esto puede provocar que los residuos, como el dióxido de carbon, no se vuelvan a integrar en la vida natural.
No solo afecta al medio ambiente: sus picaduras provocan dolores intensos y reacciones alérgicas y, en el peor de los casos, lesiones oculares que pueden derivar en ceguera. A nivel económico, según Vidal-Cordero, autor del libro '¿Qué sabemos de? Las hormigas…', son un problema para el sector agrícola ya que ayudan a la proliferación de plagas de cochinillas y pulgones, dañinas para los cultivos. En zonas turísticas, como es el caso de La Marina, y la zona mediterránea en general, su mera presencia supone una amenaza para la salud, la estética del paisaje y el bienestar.
Los expertos explican que todas estas consecuencias le han allanado el camino para entrar al ranking de las cien peores especies invasoras del mundo. A este dato se le suma su gran capacidad para desplazarse y reproducirse. Normalmente se mueven de forma pasiva a través del transporte en cargueros de plantas ornamentales, restos de jardinería o elementos de construcción. Vidal-Cordero apunta a que, la también llamada hormiga eléctrica, llegó a Alicante mediante el trasiego de materiales a zonas urbanizadas y ajardinadas. Por la cantidad de hormigas y su expansión por la zona, todo indica que llegaron en 2019, pero no fue hasta 2024 cuando se descubrió gracias a que un vecino dio el aviso por haber sufrido unas picaduras extrañas. En ese momento, el hallazgo fue comunicado a las autoridades competentes para que tomarán medidas al respecto.
Desde ese foco en La Marina, el quinto en toda la península, ha colonizado ya 5,1 hectáreas costeras, incluidas unas dunas, lo que demuestra que es altamente adaptable. El doctor en biología califica este hecho de «preocupante», ya que hasta ahora se había asociado principalmente a ambientes humanizados. Su expansión por ecosistemas naturales áridos sugiere que puede recorrer el litoral mediterráneo sin freno. Además es capaz de establecer nuevas colonias con muy pocos individuos.
El mirmecólogo no duda: «Debe erradicarse lo antes posible. Cuanto más se expanda, más compleja y costosa será su gestión». De hecho, la prevención es hasta 20 veces más barata que la eliminación, considerada una de las más caras del mundo. No obstante, aunque sea difícil, no es imposible: Nueva Zelanda y Australia han conseguido acabar con sus colonias.
Además, su presencia en la región alicantina se ha detectado de manera temprana, así que su erradicación y prevención puede realizarse con relativa facilidad, pero las oportunidades «se están cerrando». La solución pasa por diseñar insecticidas específicos y distribuirlos de forma controlada y dirigida por el entorno. José Manuel, miembro de la Asociación Ibérica de Mirmecología (AIM), explica que no pueden ser cebos normales, sino que deben contener sustancias de acción lenta para que las obreras lo lleven al interior de los nidos, donde están las reinas y las larvas. Sin embargo, diseñar este tipo de venenos es muy complicado y requiere de una gran planificación técnica y un presupuesto considerable. «La solución tiene que gestionarse desde la Generalitat y el Ministerio para la Transición Ecológica, en colaboración con los científicos, instituciones y la ciudadanía, siempre en consonancia al reglamento europeo sobre las especies exóticas invasoras. Pero si no se actúa ya, será complicado», asegura. Es una carrera a contratiempo y el reloj empezadó a contar en 2019.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión