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Hace poco escribíamos en estas páginas que en 2025 comenzaba la nueva normativa de emisiones de la Unión Europea, una regulación por la que las marcas se veían obligadas a pasar de los 115,1 gramos de CO2 por kilómetro a 93,6 gramos de media en todas sus ventas anuales.

Esto obligaba a vender casi 'por castigo' tantos vehículos eléctricos que muchas marcas ya habían asumido que, tal y como está el mercado, era algo casi imposible. De hecho, se calculó que este año las marcas no llegarían y tendrían que hacer frente a multas de unos 16.000 millones de euros.

De momento, se ha dado un paso en lo que al sentido común se refiere, ya que recientemente la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que se dará tres años de margen para cumplir con esa medida de emisiones prevista para este ejercicio.

La presidenta de la Comisión Europea también incidió en el apoyo directo que debía recibir la cadena de suministro del automóvil, especialmente las fábricas de baterías.

Por fin un poco de sentido común aunque, de momento, sólo hayamos visto promesas. Pero bueno, algo es algo. Las marcas europeas pueden respirar un poco más ante un mercado feroz en el que los asiáticos y los americanos siguen pasándonos por encima.

Y es que, como se dice habitualmente: Estados Unidos crea, China copia y Europa regula. Por desgracia en muchos sectores es así, y mientras nuestros dirigentes están muy centrados en que se cumplan objetivos, diversas fábricas europeas están cerrando porque la realidad del mercado les impide cumplir con esas directrices. Europa no debe dormirse, y menos con un sector tan importante. Todavía están a tiempo de salvar los muebles, a ver si hacen caso a los que saben.

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lasprovincias Un poco de sentido común