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Todo se había puesto más o menos de cara para disfrutar de un Sábado de Pasión granota. El Levante llegaba al Ciutat de València sabiendo ... que el viernes, el Mirandés había perdido con el Sporting y el Almería había sucumbido también ante el Castellón. Para más sazón, el día comenzaba con un gol del Huesca ante el Racing, lo que hacía destapar la ilusión de muchos levantinistas. No obstante, el destino deparó una remontada de los de Santander, que ponía de nuevo toda la presión para el equipo de Orriols. Una victoria en casa pondría al equipo de nuevo con el margen de tres puntos y el golaveraje sobre el ascenso directo. Un tropiezo y se subían los rivales a las barbas. No se podía fallar. Y no se falló. El Levante no hizo prisioneros de la verbena defensiva que es el Zaragoza —una pena ver a un histórico en esta situación— y sumó tres importantísimos puntos en casa que mantienen al equipo con paracaídas de emergencia que permite tener ese margen de error, y que, a falta de saber lo que haga el Elche este domingo ante el Albacete, deja al Levante durmiendo como líderes de Segunda.
Levante UD
Andrés, Pampín, Miquel, Elgezabal, Grande, Oriol Rey (Iborra, 58'), Kochorashvili, Carlos Álvarez (Pablo Martínez, 68'), Brugué (Espí, 81'), Morales (Lozano, 68') y Forés (Romero, 58').
5
-
2
Real Zaragoza
Poussin, Calero, Jair, Vital, Luna (Tasende, 46'), Moya, Guti (Terrer, 79'), Adu Ares, Liso (Aketxe, 57'), Bazdar (Soberón, 46') y Alberto Marí (Pau Sans, 70').
Goles 1-0, Carlos Álvarez (6'). 2-0, Álex Forés (12'). 3-0, José Luis Morales (50'). 4-0, Carlos Espí (85'). 4-1, Pau Sans (89'). 5-1, Iván Romero, de penalti (90+2'). 5-2, Mario Soberón (90+4').
Árbitro Cid Camacho (Comité castellano-leonés). Amonestó a Vital y Jair.
Incidencias 18.506 espectadores en el Ciutat de València.
El equipo de Julián Calero salió con la actitud necesaria y correcta. A tope. Pese a los más de mil ruidosos aficionados visitantes que caldeaban el ambiente, el Ciutat retronó cuando José Luis Morales sacó a bailar a su defensor por ese costado izquierdo en el que tanto daño ha hecho siempre. Con unos pasos de samba quebró los tobillos de su marcador, para sacar un caramelito de centro al corazón del área que fue rematado, curiosamente, por el más bajito del lugar: Carlos Álvarez. El mago del Levante, con un sutil toque que no llegó ni a despeinar su siempre elegante flequillo, metía el balón en el fondo de las mallas ante la atónita mirada de la zaga maña, que se miraban unos a otros en busca del culpable que había dejado sin marca al goleador sevillano.
No había margen de relajación. El Zaragoza se está jugando la vida para no bajar a Primera RFEF y el Levante tenía que ir a por el segundo. Lo que muchos no se esperan, seguramente, es que llegara tan rápido. Un balón largo que no parecía tener peligro provocó una indecisión entre los centrales rivales y la salida del portero Poussin. Con Roger Brugué molestando de por medio, el balón quedó suelto para que Álex Forés —que estrenaba titularidad con el Levante— sacase una vaselina espléndida que superó al guardameta maño, que por mucho que intentó recular, no llegó a evitar que el balón terminara besando las mallas. Júbilo en el Ciutat, que veía como en cuestión de menos de un cuarto de hora, su equipo dejaba muy encarrilado el partido. El Zaragoza, noqueado, demostraba por qué está en la situación en la que está por muy histórico que sea: son una verbena defensiva.
Quizá se relajó en exceso el Levante, que sobre el minuto 20 sufrió un microinfarto con un pase atrás envenenadísimo de Oriol Rey, al que le faltó potencia para conectar con Andrés Fernández. La interceptó Bazdar, que intentó meterla de puntera ante la salida del portero granota, pero por suerte, salió rozando el palo, evitando un gol tonto que habría metido a los visitantes en el partido pese a los pocos méritos. Tuvo a la media hora de encuentro el Levante la oportunidad de meter el tercero, gracias a un maravilloso centro de Xavi Grande desde el costado diestro que cogió la curvatura de una banana para conectar con el testarazo de Forés. No obstante, el contacto no terminó de ser del todo potente y Poussin pudo lucirse con una parada que mantenía con vida a su equipo. Se le hizo un poco larga la primera mitad al Levante, que estaba esperando el descanso cuando Adu Ares rozó el palo con un disparo raso cruzado que parecía que terminaba dentro.
Tras el paso por los vestuarios y con una necesaria doble modificación en el Zaragoza, el guion del partido no cambió demasiado. Un balón filtrado de Giorgi Kochorashvili salió rebotado en un zaragocista, pero encarado hacia la carrera de Morales. El Comandante, que había sido padre recientemente, sacó su magia con un recorte de crack que dejó desubicado a Poussin, pudiendo rematar en carrera con tranquilidad ante un portero vencido. El delantero celebró el gol con dedicatoria especial para su vástago, poniendo así el 3-0 que sentenciaba el partido. Calero sabía que era turno de gestionar minutos y cargas, por lo que decidió retirar del campo a Forés y Oriol Rey, especialmente este segundo, apercibido de sanción, buscando evitar una amarilla que le hiciera perderse el siguiente partido. Entraron Vicente Iborra e Iván Romero, que volvió de su lesión muscular en el gemelo para ir cogiendo ritmo.
Merecido también el descanso que se llevaron tanto Carlos Álvarez como Morales, ambos saliendo ovacionados de Orriols tras sus buenos partidos individuales. El Levante se reforzaba en el centro del campo con la entrada de Pablo Martínez y Sergio Lozano. Con el partido sentenciado y el ritmo mucho más lento, parecía que todo se ponía de cara para darle minutos incluso a Víctor Júnior, pero Calero no pensó igual y gastó la última sustitución en dar minutos a Carlos Espí, que sustituyó a un desfondado Brugui, que también recibió el calor del Ciutat. Con el Zaragoza completamente vencido, Espí mejoró su ratio de goles por minuto cabeceando el centro de Diego Pampín para redondear la goleada, aunque Pau Sans maquilló el resultado fastidiando la portería a cero en los últimos minutos aprovechando la relajación levantinista. No quedaba la cosa ahí, ya que Tasende cometió un penalti tonto sobre Espí, que Romero transformó. En un córner, Soberón terminó de maquillar con el 5-2 definitivo. Con el pitido final del encuentro se materializó un Sábado de Pasión granota de diez. Victoria, un paso más cerca del objetivo, y durmiendo como líderes.
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