El Levante se juega algo más que tres puntos en Oviedo

A falta de seis jornadas para el final del campeonato, el Levante ocupa la segunda plaza con 66 puntos, a uno del líder Elche y con una ventaja de siete sobre el Real Oviedo, que marca el límite del playoff en la sexta posición. Ganar en el Tartiere supondría mucho más que tres puntos: permitiría al conjunto de Julián Calero afianzarse en puestos de ascenso directo y poner tierra de por medio con un rival directo.

El equipo valenciano llega al encuentro tras una buena racha de resultados. Ha sumado ocho de los últimos doce puntos en juego y ha mostrado una versión sólida y competitiva, tanto en casa como a domicilio. Fuera del Ciutat de Valencia, el Levante ha firmado siete victorias, cinco empates y solo cuatro derrotas, números que evidencian su capacidad para competir en campos complicados como el Tartiere.

Una de las señas de identidad de este Levante de Calero es su fortaleza como bloque. A diferencia de temporadas anteriores donde el equipo dependía en exceso de figuras concretas, esta campaña el protagonismo está mucho más repartido. El equipo ha marcado 47 goles hasta el momento y no cuenta con un máximo goleador destacado. Brugué, Carlos Álvarez, Morales y Álex Forés se reparten el peso ofensivo, demostrando la riqueza y la profundidad de banquillo de la plantilla.

Especial atención merece el rendimiento de Álex Forés. El delantero, que ha vuelto recientemente tras una grave lesión, ha anotado 4 goles y repartido una asistencia en apenas 218 minutos, firmando un gol cada 55 minutos. Su irrupción ha sido clave para desbloquear partidos cerrados y añadir una amenaza extra al frente de ataque granota.

En la previa del partido, el técnico levantinista Julián Calero ha insistido en la importancia de mantener la calma sin renunciar a la ambición. «Estamos en una buena posición, pero esto no ha acabado. Tenemos que conjugar prudencia con hambre. Sabemos lo que nos jugamos, pero el margen de error es mínimo», señaló.

Calero también valoró la diversidad ofensiva del equipo: «Es una alegría saber que podemos marcar con diferentes jugadores. No dependemos de un único goleador, y eso nos hace más imprevisibles y peligrosos». Sobre el estado físico de la plantilla, el técnico se mostró cauto con la posible inclusión de Ángel y Unai, tocados durante la semana. En defensa, se barajan opciones como Iborra o Ignasi Miquel para suplir a Elgezabal, cuya presencia es duda.

El Real Oviedo, por su parte, llega al encuentro con la necesidad imperiosa de sumar si quiere mantenerse en la pelea por el playoff. El conjunto asturiano, dirigido por Veljko Paunovic, también acumula ocho puntos de los últimos doce, pero sufre con las bajas. Carlos Pomares se perderá lo que resta de temporada tras lesionarse en el último partido y el talentoso Ilyas Chaira es seria duda por molestias musculares.

Paunovic ha logrado revitalizar al equipo desde su llegada al banquillo, pero sabe que ante el Levante no puede permitirse errores. El Tartiere será un fortín, con una afición volcada que quiere soñar con el regreso a la élite, algo que no logran desde 2001.

La emoción está garantizada. El partido entre Oviedo y Levante es una final anticipada en la lucha por el ascenso. Una victoria de los de Calero significaría acercarse aún más al objetivo del regreso a Primera, objetivo prioritario tras el varapalo del curso pasado. Una derrota, sin embargo, podría suponer un traspié importante, especialmente si equipos como Racing de Santander o Elche también suman de tres.

El Levante no estará solo en el norte. Se espera presencia de aficionados granotas en las gradas del Carlos Tartiere, conscientes de que el momento clave ha llegado. El equipo, más que nunca, necesita esa comunión entre jugadores y afición para dar el paso definitivo.