El Levante acaricia el ascenso a Primera

Pese a toda la polémica de las entradas de grada visitante. 626 dio el Elche, pero el apoyo granota sobrepasó el millar. En todos los rincones del Martínez Valero había alguna camiseta azulgrana. En la previa, rivalidad típica, con algún que otro cántico ofensivo—«Levante y Hércules, la misma mierda es»— por parte de los locales, pero una vez dentro del campo, sin altercados. En lo deportivo, inicio fulgurante del Elche de Éder Sarabia, con su clásico estilo de control de posesión y de dominio de lado a lado en el campo rival. Cuando parecía que todo iba a ser un asedio ilicitano, llegó el giro de guion.

Sobre el minuto diez, el Levante ejecutó su jugada fetiche: balón largo desde la defensa por arriba, buscando la espalda de la adelantada zaga ilicitana. El esférico buscaba el desmarque de José Luis Morales, que peleó con un Affengruber que tuvo que despejear como pudo. Un balón enviado al centro, donde apareció el hombre del partido, Roger Brugué. El catalán controló y con la punta de su bota, sacó un disparo raso ajustado a la cepa del poste imposible para Dituro. El juez de línea, eso sí, levantaba la bandera y anulaba el gol. La plantilla granota protestaba la decisión, y tras unos tres minutos de tensa revisión en el VAR, finalmente las líneas resolvieron que la posición inicial del Comandante era válida, por lo que el gol subió al marcador. Tras el golpe moral de encajar primero en casa, el Elche no modificó su forma de jugar y siguió encerrando al Levante en su área. La afición del Martínez Valero protestó mucho un posible penalti de Unai Elgezabal sobre Nico Fernández, pero el árbitro Orellana Cid pareció verlo claro, asegurando que no había nada.

El plan de Calero se veía claro, y más con la ventaja en el marcador a favor. Esperar atrás, dejar que el Elche se pusiera nervioso, y a la mínima oportunidad de transicionar, nada de combinar por abajo. Todo balones largos por arriba a la espalda de la defensa del Elche. Tras una media hora de asedio ilicitano, en la que parecía que el empate estaba por llegar, cometió un grave error el portero Dituro en la salida de balón. Su pase fue interceptado por un astuto Carlos Álvarez. El andaluz, tras recuperar la posesión casi en área rival, no se precipitó. Aguantó bien, levantó la cabeza y terminó cediendo para la llegada desde atrás de un estelar Brugui, que firmó su doblete definiendo bien al primer palo por abajo. El doblete del delantero desataba el éxtasis en la grada visitante del Martínez Valero.

La segunda mitad comenzó con una ocasión muy clara del Elche, que puso un centro raso desde el costado izquierdo que se paseó por el área pequeña. En el segundo palo tuvo que aparecer Diego Pampín para despejar a córner, cuando había dos delanteros ilicitanos relamiéndose para empujar a puerta vacía. Tras un par de cambios franjiverdes, el Elche consiguió encontrar petróleo a la hora de encuentro con un gol de cabezade Mourad, que se elevó por encima de la zaga granota tras un centro lateral de Nico Fernández. Calero llamo rápidamente a Vicente Iborra, Giorgi Kochorashvili y Álex Forés para dar oxígeno. Y vaya si funcionó. Con el Elche volcado, Carlos Álvarez vio el desmarque del recién entrado ariete. Forés controló, y ante la salida de Dituro, sacó una vaselina que, ayudada de un besito del poste, entró para silenciar Elche y poner el1-3 cuando todo parecía abocado a que habría gol del empate. Llegó a marcar el cuarto el Levante, con un centro de Carlos Álavarez que tocó ligeramente Brugui, pero el VAR dijo que era fuera de juego. Dio igual, porque el resultado ya no se movió y el Levante sumó tres importantísimos puntos que le dejan segundo en la tabla con dos de ventaja sobre el Mirandés, aunque este domingo hay un Racing-Oviedo al que habrá que estar muy atentos.