Los muy buenos no perdonan
El Levante cae ante el Real Madrid tras los zarpazos de Vinícius, Mastantuono y Mbappé. El equipo de Calero tiene un par de ocasiones en el inicio, pero perdona y acaba claudicando ante el talento merengue
David contra Goliat no siempre termina con victoria del pequeño. Hay veces que las películas son así y ganan los tipos malos. Como en los ... Vengadores. Como Thanos, el Real Madrid se plantó en el Ciutat de València con todas las piedras del infinito en su puño, mostrando un ramillete de estrellas sin parangón que hizo lo que quiso en Orriols. Vinícius, Mbappé, Mastantuono, Valverde, Güler... y así podríamos estar todo el día. Bastaron un par de chispazos de los cracks merengues, aprovechando además los errores de los granotas, para llevarse el gato al agua y los tres puntos de su visita. Los de Xabi Alonso se mantienen líderes habiéndolo ganado todo, y el Levante de Julián Calero recibe un golpe de realidad. Porque esto es la Primera División. Y si perdonas, pues te pasa esto ante los mejores. No debe hundir la moral conseguida en Girona. Entraba dentro de lo esperado perder contra el Real Madrid. Ahora es cuestión de reponerse rápido y pensar ya en el siguiente, el Getafe.
Levante UD
Ryan, Pampín, Dela, Elgezabal, Toljan, Oriol Rey, Vencedor (Arriaga, 66'), Olasagasti (Brugué, 66'), Carlos Álvarez (Losada, 74'), Romero (Morales, 74') y Etta Eyong (Koyalipou, 74').
1
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4
Real Madrid CF
Courtois, Carreras (Alaba, 82'), Fran García, Huijsen, Asencio, Valverde (Tchouaméni, 72'), Ceballos (Camavinga, 82'), Güler, Mastantuono (Bellingham, 72'), Vinícius y Mbappé (Rodrygo, 82').
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Goles 0-1, Vinícius Júnior (28'). 0-2, Franco Mastantuono (38'). 1-2, Etta Eyong (54'). 1-3, Kylian Mbappé, de penalti (65'). 1-4, Kylian Mbappé (67').
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Árbitro Díaz de Mera Escuderos (Comité manchego). Amonestó a Carreras y Elgezabal.
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Incidencias Partido disputado en el Ciutat de València ante 23.361 espectadores.
El Levante tenía claro que iba a ser un partido difícil, pero que iba a tener sus ocasiones. Ser tan eficaz como ante el Barça era la receta del éxito. Pero no tuvo ese mismo acierto. Contó con un par de ocasiones en el inicio del partido, primero con Iván Romero. El delantero granota llegaba en un momento de dulce, y tuvo la oportunidad de abrir el marcador en el área pequeña en un remate de esos a bocajarro soñados por todo ariete. La jugada individual de Unai Vencedor, casi a trompicones, se podría decir que despistó a la defensa del Real Madrid, que no se esperaba tal avance. El centrocampista llegó a línea de fondo y dio el pase de la muerte, pero el tiro de Iván, forzado y a la remanguillé, se marchó fuera. Una pena.
Tuvo otra el Levante, pocos minutos después, en una de esas herramientas que pueden usar los equipos en teoría inferiores para hacerle daño a los grandes: el balón parado. Dela, que volvía a la titularidad ante el equipo en el que se formó, remató de cabeza un córner, pero su testarazo salió rozando el poste. Era la segunda ocasión clara desperdiciada, y eso, ante el Real Madrid, se paga caro. Antes de la media hora, y poco después de que el Ciutat hubiera coreado aquello de «Vinícius, balón de playa», el atacante brasileño demostró por qué es tan bueno. Es tan crack como provocador, eso sí. Recibió en el área, en el costado derecho, y con un amague rápido, despistó a Diego Pampín, que reculó. Ahí fue cuando Vinícius se sacó un disparo con el exterior del pie de esos que sólo los elegidos pueden hacer y la puso en la escuadra, ante la atónita mirada de toda la defensa granota. Y así, en un momento, se esfumaba la ilusión de Orriols.
El ímpetu granota llevaba al equipo de Calero hacia arriba, pero claro, si perdonas y encima cometes errores quedándote desprotegido, es una receta para el fracaso. Una pérdida en campo contrario, con Pampín muy arriba, dejó una autopista por la banda derecha merengue. El contragolpe culminó en las botas de Franco Mastantuono, que con una excelente maniobra y un golpeo a la escuadra de diestra, anotó el segundo para los de Xabi Alonso, marcando además su primer gol como madridista. La celebración provocó revuelo en las gradas de Tribuna, puesto que un par de aficionados merengues que se pasaron de graciosos empezaron a gritar «Franco, Franco». Los granotas presentes se lo reprocharon y tuvo que acudir la seguridad a apaciguar la tensión.
Tras el paso por los vestuarios, el Levante cambió su cara y empezó a apretar al Real Madrid. Y no tardó en hacer daño. A los diez minutos de segundo tiempo, Romero se llevó el balón por la derecha hacia la línea de fondo, y aunque su centro tocó en Dean Huijsen, casi que le favoreció, puesto que el balón salió repelido con más altura y dificultó la salida de Thibaut Courtois. Ahí se erigió el nuevo ídolo granota, Etta Eyong, que con un sutil toque de cabeza, metió el balón al fondo de las mallas para recortar distancias. 1-2 y Orriols se lo creía. «Sí se puede», gritaba la grada. Había partido. Pero cuando el Real Madrid le vio las orejas al lobo, pegó el puñetazo sobre la mesa y poco hubo que hacer.
De la nada, Kylian Mbappé se inventó dos goles de 'Juan Palomo, yo me lo guiso y yo me lo como'. En una conducción, encaró a Elgezabal, y con un recorte en seco, forzó un penalti claro que casi nadie protestó. Encima, tuvo el valor -o la clase- de lanzarlo a lo Panenka. Para dentro. Y un par de jugadas después, una jugada en velocidad, lanzado en la carrera, y el francés sortea con facilidad la salida de Ryan para definir a placer. Pues así es el fútbol, cuando uno de los mejores del mundo tiene el día, no lo puedes parar.
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