El Papa reafirma que la solución de los dos Estados es «la única» para acabar con la guerra en Palestina
En el vuelo hacia Beirut, León XIV se ofrece como «mediador» para convencer a Israel, del que se declara «amigo», para que acepte una salida «con justicia para todos»
La solución de los dos Estados es «la única» que puede acabar con el conflicto entre Israel y Palestina. En el vuelo que le llevó ... desde Turquía hasta Líbano, la segunda etapa del viaje que está realizando por Oriente Medio, el Papa León XIV recordó este domingo que la Santa Sede apoya «desde hace años» esa posición y se propuso como «mediador» para ayudar a que Israel, del que se declaró «amigo», esté dispuesto a aceptar «una solución con justicia para todos». En la conversación que mantuvo con los periodistas que le acompañaban a bordo del vuelo entre Estambul y Beirut, el Pontífice respondió a un par de preguntas de los reporteros en las que desveló que, en su reunión del pasado jueves en Ankara con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, habló del conflicto palestino y también de la guerra en Ucrania.
En la búsqueda de una salida para ambas crisis el mandatario del país euroasiático puede desarrollar «un papel importante», dijo Robert Prevost, respaldando así la labor de mediador que trata de desarrollar el líder de Ankara en algunos de los conflictos de la zona. En otros, como ha ocurrido en Siria, su intervención es más directa, hasta el punto de que el ascenso al poder hace un año del antiguo miembro de Al Qaida Ahmed al Sharaa hubiera sido impensable sin el apoyo turco. «Hay propuestas concretas por la paz y esperemos que el presidente Erdogan con su relación con los presidentes de Ucrania, Rusia y Estados Unidos pueda ayudar a promover el diálogo», de manera que permita alcanzar una solución que ponga fin a la guerra en el país de Europa oriental, insistió León XIV en su intervención a bordo del avión.
Tras su llegada al aeropuerto de Beirut, que le recibió con lluvia, el Papa mantuvo un encuentro con las máximas autoridades civiles libanesas antes de pronunciar un discurso en el Palacio Presidencial de este país que afronta un período de graves dificultades debido a la crisis económica, las consecuencias de la brutal explosión en el puerto de la capital en 2020, que provocó 200 muertos y 6.500 heridos, y los ataques de Israel. El último bombardeo del Ejército hebreo sobre Beirut tuvo lugar justo una semana antes de la llegada de León XIV y en él fue asesinado el 'número dos' de Hizbulá y líder de su brazo militar, Haizam Alí Tabatabai. La milicia chií dio la bienvenida al Pontífice con una carta en la que le pedía que condenara las «agresiones» de Israel en Líbano y denunciaba el «genocidio» en la Franja de Gaza.
Después de reunirse con el presidente libanés, Joseph Aoun, con el primer ministro, Nawaf Salam, y con el jefe del Parlamento, Nabih Berri, Prevost invitó en su alocución a las autoridades a ser «artífices de la paz» en las circunstancias «muy complejas, conflictivas e inciertas» que vive el país. «Se necesita tenacidad para construir la paz; se necesita perseverancia para engendrar vida y custodiarla», afirmó, lamentando que la población del país árabe esté sufriendo las «consecuencias de una economía que mata, de la inestabilidad global que también en el Levante tiene repercusiones devastadoras, de la radicalización de las identidades y de los conflictos». El Pontífice abogó por «la reconciliación» y el «diálogo mutuo» e instó, sobre todo a los jóvenes, a que no emprendan el camino de la emigración.
Con una milenaria tradición por establecerse en otros países debido a su vocación comerciante, los libaneses cuentan con una diáspora estimada de más de 14 millones de personas, en buena parte cristianos. Las guerras, inestabilidad política y crisis económica que sufre el País de los Cedros en las últimas décadas ha propiciado que se desplome el porcentaje de cristianos. Son hoy el 32% de sus 4,4 millones de habitantes, mientras que superaban el 77% a principios del siglo pasado. «Hay momentos en los que es más fácil huir o, simplemente, resulta más conveniente irse a otro lugar», dijo el Papa, reconociendo que se necesita «mucho valor y visión de futuro para quedarse o volver al propio país» cuando éste afronta las «difíciles» condiciones que vive Líbano. «Bienaventuradas las mujeres que trabajan por la paz y bienaventurados los jóvenes que permanecen o regresan, para que el Líbano siga siendo una tierra llena de vida».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión