La guerra de Ucrania convertida en un videojuego: doce puntos por ruso muerto
El ejército de Kiev organiza una competición y premia con mejores armas a los equipos de drones que más bajas y destrozos causan al enemigo
Cuando empezó en 2022, la guerra de Ucrania se atascó en un lodazal. Las bombas rusas removieron la tierra y salpicaron el frente de restos ... humanos y chatarra militar. Era un imagen de conflictos del pasado siglo. Ecos de trincheras antiguas, de órdenes de calar la bayoneta y de aquel silbido escalofriante de un oficial que mandaba avanzar en campo abierto. Los proyectiles enemigos sepultaban a los vivos y desenterraban a los muertos. Todo se convertía en una picadora de carne. Ya no es así. Tampoco en Ucrania.
Casi cuatro años después, el 'arte' de la guerra se ha adaptado a toda velocidad. Es igual de inhumano, pero más aséptico. Se mata con el mismo gesto de quien aprieta un interruptor. Los drones, hijos de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial, lo han cambiado todo. El zumbido de sus hélices aterroriza. Ucrania ha asistido a esa metamorfosis mortal. Hoy, centenares de estos aparatos baratos, fabricados algunos en impresoras 3D, se encargan de matar a diario. Son controlados desde la distancia por voluntarios que se manejan en el frente como si fuera un videojuego. Detectan el objetivo en la pantalla, apuntan y dirigen el dron hacia ese punto . Los juegos tradicionales dejan pistas;ahora dejan un rastro de sangre.
Los tanques, que eran fundamentales al inicio de la invasión, han perdido relevancia y ya sólo dan 8 puntos
Y como en los pasatiempos digitales, la muerte tiene premio. Ya no son medallas ni ascensos. En agosto de 2024, el Gobierno ucraniano puso en marcha una competición que sigue en activo. Varios equipos militares especialistas en el manejo de drones pugnan en una especie de liguilla para ver quién logra más puntos. ¿Puntos? Como en un videojuego: un soldado ruso muerto vale 12 puntos;un piloto de dron da más:15 si resulta herido y 25 si es eliminado;captura un prisionero se eleva a 120;acabar con un sistema de lanzamiento de proyectiles se premia con 70 puntos, y destruir un tanque suponía 40, aunque cada vez vale menos acabar con uno de estos blindados. De hecho, ya sólo dan 8.
Si al inicio de la invasión los tanques eran fundamentales, ahora han perdido atractivo. Apenas se dejan ver para no ser localizados por el enemigo aéreo. Y si sale alguno de la espesura, hay un enjambre de aeronaves no tripuladas que compiten para convertirlo en escombros. Por eso han perdido valor en este videojuego de carne y hueso. En cambio, la muerte de soldados da cada vez más réditos. Comenzó en dos puntos y ya está en 12. Unos 25.000 militares rusos son baja –muertos o heridos– al mes. Esa cifra es, más o menos, similar al número de reclutas que incorpora Moscú cada treinta días.
Como el videoarbitraje del fútbol
Cada equipo de drones envía los vídeos de sus logros a un oficina central en Kiev. Además del 'honor' de ser la brigada que más puntos suma, hay otro premio aún más preciado:los puntos se canjean por armamento en la plataforma Brave1 Market, una especie de 'Amazon' militar del ejército ucraniano. Según 'The New York Times', un dron kamikaze, el más barato, cuesta 1,3 puntos. Si dispone de cámara térmica, ya son 4,5. Para hacerse con el preciado dron 'vampiro', que lleva hasta 15 kilos de explosivos y tiene un alcance de 30 kilómetros, hacen falta 43 puntos. Así, el mando se asegura que el mejor material acaba en las manos con mejor puntería.
En la clasificación de equipos suelen destacar los Pájaros de Magiar, los Peaky Blinders, el grupo Alfa y el regimiento Aquiles. Hay unos 400. Y la competencia es a muerte. Como en la liga de fútbol, a veces tiene que intervenir el controlador central para decidir quién ha sido el ejecutor de una víctima cuando varios grupos lo reclaman. Es una especie de VAR, de videoarbitraje. Suele haber discusiones en los chats por los puntos.
El Ejecutivo ucraniano dice que esta competencia aumenta la motivación de las tropas y no desvía la atención sobre el objetivo último: frenar el avance del ejército ruso. «Vamos donde se nos necesita, sin perseguir los puntos», asegura el comandante de un equipo. La mayoría de sus integrantes no eran 'gamers' antes del inicio del conflicto. Han aprendido a pilotar con el mando a distancia. Alguno tiene ya más de 400 bajas rusas. La tecnología aporta capacidad letal. Durante la batalla de Stalingrado, en la II Guerra Mundial, el francotirador ruso Vasili Záitsev acabó con la vida 242 miembros de las fuerzas armadas de la Alemania nazi. Eso le convirtió en famoso y en un héroe en la URSS. Hoy no figuraría entre los mejores en esta guerra convertida en un videojuego por la tecnología.
Ucrania fabricó más de 1,5 millones de drones en 2024 y, pese a esa capacidad de producción, nunca ha tenido suficientes. Con ellos trata de compensar la desventaja numérica frente al ejército del Kremlin. Según algunas estimaciones, tres de cada cuatro bajas rusas son obra de estos aparatos. Miles y miles de muertos y... de puntos.
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