Duelo femenino en la arena presidencial irlandesa
La independiente Catherine Connolly, apoyada por SinnFéin, y la candidata del Fine Gael, Heather Humphreys, se disputan la jefatura del Estado en los comicios de este viernes
Ivannia Salazar-Saborío
Londres
Viernes, 24 de octubre 2025, 16:22
En Irlanda, este viernes, el país entero mira hacia las urnas con una expectación poco habitual para una elección presidencial. El cargo, limitado en poder ... ejecutivo pero cargado de simbolismo, se ha convertido en el escenario de un duelo inédito entre dos mujeres que representan casi dos Irlandas distintas: Catherine Connolly, diputada independiente respaldada por Sinn Féin y por varias formaciones de izquierda, y Heather Humphreys, quien fuera responsable de Desarrollo Rural y figura veterana del partido de gobierno Fine Gael.
No es una disputa entre bloques ideológicos en el sentido clásico, sino entre dos visiones sobre el papel de Irlanda en el siglo XXI: una, la de Connolly, que mira hacia dentro, hacia la neutralidad, la soberanía social y la crítica al orden global; otra, la de Humphreys, que proyecta un país pragmático, integrado en Europa, moderno y estable.
Catherine Connolly, nacida en Galway en 1953, ha construido una reputación de independencia política poco común en el sistema irlandés. Psicóloga de formación, abogada por vocación y diputada por su circunscripción desde 2016, ha hecho de la disidencia una marca personal. En los debates habla sin papeles, con una mezcla de rigor jurídico y tono pedagógico. En su lanzamiento de campaña, el pasado julio, declaró que su propósito era «empoderar a las personas para que encuentren su propia voz», una frase que resonó entre quienes se sienten al margen del consenso político dominante. Su candidatura fue acogida con entusiasmo por Sinn Féin, el principal partido de la oposición, que renunció a presentar aspirante propio para concentrar el voto de cambio en ella.
Connolly ha defendido con insistencia la neutralidad militar de Irlanda y ha cuestionado el alineamiento del país con las potencias occidentales. Su posición respecto a Gaza también ha centrado atención y polémica. Mientras algunos la describen como «crítica con Israel», ella defiende que ha reprobado los crímenes de guerra cometidos tanto por el Estado hebreo como por Hamás. «He condenado lo que considero un genocidio en Gaza, y también he condenado a Hamás».
Al otro lado está Heather Humphreys, nacida en Monaghan, en el norte rural y fronterizo del país. Estuvo a cargo de Desarrollo Rural y Comunitario durante los gobiernos de Leo Varadkar y Simon Harris, y encarna el perfil clásico del Fine Gael moderno: institucional y europeísta. En su lanzamiento de campaña, Humphreys afirmó que aspiraba a ser una presidenta para una Irlanda moderna, abierta al exterior, unida y confiada en su futuro.
Su trayectoria política, sin embargo, no ha estado exenta de controversias. La prensa irlandesa recordó sus antiguas apariciones en desfiles de la Orange Order, la hermandad protestante históricamente asociada al unionismo. Preguntada al respecto, respondió que no asistía «probablemente desde 2015», intentando zanjar un episodio que en un país con heridas aún visibles del conflicto norirlandés sigue siendo sensible. Su confesión religiosa, presbiteriana en una nación mayoritariamente católica, se ha convertido, paradójicamente, en una de sus bazas simbólicas: para sus defensores, su perfil protestante y fronterizo encarna una Irlanda plural y reconciliada.
Un interés inesperado
El duelo entre ambas ha captado la atención de un electorado que suele mostrarse apático ante una elección sin poder real sobre el Gobierno. Sin embargo, el contexto social actual, marcado por la crisis de vivienda, la desigualdad y un creciente debate sobre la identidad irlandesa, ha conferido a la contienda un peso inesperado. Una encuesta de The Irish Times/Ipsos B&A publicada esta semana sitúa a Connolly con un 44% de apoyo frente a un 29% de Humphreys, y un 27% de indecisos.
El presidente saliente, Michael D. Higgins, dejará el cargo en noviembre tras catorce años. Su legado, que combinó sensibilidad cultural con un progresismo suave, ha elevado el listón simbólico del puesto. Si Connolly gana, como anticipan la mayoría de los sondeos, sería la primera presidenta procedente de la izquierda republicana moderna y la primera en décadas que desafía abiertamente el consenso proeuropeo de Dublín. Si Humphreys triunfa, sería la primera protestante en ocupar la jefatura del Estado y la tercera mujer en hacerlo, tras Mary Robinson y Mary McAleese.
Las urnas, que abrieron a las siete de la mañana, estarán abiertas hasta las diez de la noche. El recuento comenzará el sábado por la mañana, y los resultados provisionales se esperan el domingo. Las cifras definitivas, según la Comisión Electoral, podrían conocerse entre la tarde del domingo y el lunes, debido al complejo sistema de voto preferencial que redistribuye las segundas opciones hasta que una candidata alcanza la mayoría absoluta.
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