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El hermano y los padres de Peter Greste.
La justicia egipcia libera y expulsa del país al periodista australiano de Al Jazeera

La justicia egipcia libera y expulsa del país al periodista australiano de Al Jazeera

Peter Greste partió a primera hora de la tarde en dirección a Chipre en un vuelo regular de Egypt Air

Colpisa/AFP

Lunes, 2 de febrero 2015, 09:11

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Egipto ha liberado y expulsado del país este domingo al periodista australiano de Al Jazeera Peter Greste, condenado a siete años de prisión por haber difundido "informaciones falsas" en apoyo a los Hermanos Musulmanes, sostén del derrocado presidente islamista Mohamed Mursi.

Con la máxima discreción, Greste partió a primera hora de la tarde en dirección a Chipre en un vuelo regular de Egypt Air, según responsables de seguridad.

En Canberra, el primer ministro australiano Tony Abbott manifestó su "disfrute personal y el alivio para nuestra nación" por la liberación de Greste. También expresó el apoyo de su gobierno a la libertad expresión de los medios de comunicación y agradeció al presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi.

La ministra de Relaciones Exteriores, Julie Bishop, por su parte, quien habló por teléfono con Greste poco después de que fuera liberado, había asegurado que el periodista se sentía "inmensamente aliviado" y "desesperado por volver a casa" tras más de 400 días de detención.

"Estaba desesperado por volver a Australia y reunirse con su familia", indicó Bishop a la agencia Australian Associated Press.

El periodista australiano había sido arrestado en diciembre de 2013, junto a un compañero egipcio-canadiense, Mohamed Fadel Fahmy, acusados de haber instalado "sin autorización" una oficina de la cadena en la habitación de un hotel del Cairo. Poco después la policía detuvo a otro colaborador de la televisión catarí, el egipcio Baher Mohamed.

Los tres periodistas fueron condenados en junio de 2014 a entre siete y diez años de prisión.

Al Jazeera se felicitó de la liberación de su reportero australiano pero reclamó la puesta en libertad de sus otros colaboradores detenidos.

"Estamos felices de que Peter y su familia puedan reunirse al fin", declaró Mostefa Souag, director general interino de Al Jazeera Media Network. Pero "no estaremos tranquilos hasta que Baher y Mohamed sean también liberados", agregó.

Las detenciones se produjeron en plena crisis entre Egipto y Catar, tras el derrocamiento y arresto del presidente islamista Mohamed Mursi por parte del ejército.

Al Jazeera, que realizó una amplia cobertura de las manifestaciones de los partidarios del mandatario islamista, fue acusada de "apoyar" a los Hermanos Musulmanes, cuyos simpatizantes comenzaron a sufrir una violenta represión, al tiempo que el movimiento era declarado "organización terrorista" por el nuevo gobierno.

La detención, críticada en todo el mundo

La detención y la condena de los tres profesionales de Al Jazeera, que según la acusación trabajaban en Egipto sin la acreditación necesaria, generó críticas en todo el mundo, y tanto Estados Unidos y como la ONU condenaron el proceso judicial.

El pasado 1 de enero, el tribunal de casación egipcio ordenó un nuevo juicio pero no la puesta en libertad bajo fianza reclamada por la defensa.

Las familias de Greste y Fahmy pidieron entonces la expulsión de ambos periodistas, en virtud de una ley promulgada en noviembre por Sisi, según la cual los extranjeros condenados en Egipto pueden ser deportados para cumplir penas en sus países de origen, aunque es improbable que ni Greste ni Fahmy sean juzgados tras regresar.

Primer presidente elegido democráticamente en Egipto en 2012, Mursi fue derrocado el 3 de julio de 2013 por el ejército. El hombre que ordenó deponerlo, el entonces jefe del ejército, el general Abdel Fatah al Sisi, fue elegido presidente diez meses más tarde, después de haber eliminado toda oposición política, tanto la islamista como liberal y laica.

Al Jazeera y sus tres empleados, así como las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, denunciaron que tanto las detenciones como el juicio eran un proceso "político", en represalia por el supuesto apoyo de Catar a la Hermanos Musulmanes cuando Mursi estaba en el poder y después de ser derrocado.

Tras la caída del presidente islamista, la policía y el ejército mataron a más de 1.400 manifestantes partidarios de los Hermanos Musulmanes, y más de 15.000 dirigentes y simpatizantes de la organización fueron encarcelados.

Desde entonces, centenares de ellos han sido condenados a muerte en juicios sumarios.

El nuevo gobierno asegura, por su parte, que Mursi fue destituido a petición de millones de egipcios, que salieron a manifestarse para reclamar su dimisión a finales de 2013, acusándolo de arruinar la economía, querer perpetuarse en el poder y radicalizar a la población musulmana egipcia.

Los abusos policiales fueron una de las principales causas del levantamiento popular de 2011 que terminó con la presidencia de Hosni Mubarak. Las oenegés acusan al actual presidente de instaurar un régimen aún más represivo.

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