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Ales Bialiatski.

El activista bielorruso Ales Bialiatski y dos organizaciones pro derechos humanos de Rusia y Ucrania, Premio Nobel de la Paz

El Comité Noruego distingue con el galardón a la ONG rusa Memorial y al Centro para las Libertades Civiles de Ucrania

rafael m. mañueco

Moscú

Viernes, 7 de octubre 2022, 11:16

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El Premio Nobel de la Paz ha sido otorgado este año al fundador de la organización bielorrusa Viasna, Alés Bialiatski, a la ONG rusa Memorial y al Centro Ucraniano para las Libertades Civiles, tres ejemplos claros de lucha incansable por la democracia y los Derechos Humanos, de cuya Federación Internacional forman parte.

Bialiatski creó Viasna (Primavera) en 1996. Su actividad soliviantó al presidente, Alexánder Lukashenko, quien dispuso darle un correctivo con una acusación amañada sobre una supuesta evasión de impuestos. Bialiatski fue a parar a la cárcel en 2011 y recuperó la libertad, tres años más tarde, en 2014, pero, tras su participación en las protestas desencadenadas contra el pucherazo que Lukashenko perpetró en las elecciones presidenciales del 9 de agosto de 2020, Bialiatski fue arrestado de nuevo el 14 de julio del año pasado y, a día de hoy, permanece todavía encerrado en prisión preventiva a la espera de juicio. Es así la cuarta persona que ha sido galardonada con el Nobel mientras estaba en la cárcel, junto a la birmana Aung San Suu Kyi, el chino Liu Xiaobo y el alemán Carl von Ossietzky.

La detención de Bialiatski se produjo en medio de una brutal campaña orquestada por el dictador bielorruso contra activistas, organizaciones de Derechos Humanos, ONGs y medios de comunicación independientes. A todos ellos los calificó como «un peligro para la seguridad del país» y los acusó de tener vínculos con «organizaciones terroristas extranjeras».

Aparte de los registros en las sedes y los arrestos, prácticamente todas estas asociaciones fueron siendo clausuradas por orden judicial, entre ellas Viasna. En total, medio centenar de organizaciones cesaron sus actividades. La medida afectó incluso a la asociación de defensa de escritores PEN, a la asociación de periodistas bielorrusos, a la Escuela de Comercio en Minsk, a grupos de enseñanza de lenguas extranjeras, de ayuda a personas discapacitadas y a jóvenes a encontrar trabajo.

La rusa Memorial, fundada en 1988, tuvo también que echar el cerrojo, en diciembre del año pasado, tras haber sido objeto de una persecución implacable. Su labor durante más de tres decenios consistió en desenmascarar los crímenes del dictador comunista, Iósif Stalin, lograr la rehabilitación de sus víctimas, rendirles homenaje e impedir que caigan en el olvido. Memorial documentó con máximo rigor los avatares de la represión estalinista, las purgas, las ejecuciones sumarísimas y las condenas de reclusión en los Gulag, los terribles campos penitenciarios de los que era imposible escapar. Con el tiempo, incorporó a su actividad la asistencia a los presos políticos y la defensa de los Derechos Humanos en general.

«Amenaza pública»

Tras ser declarada «agente extranjero» en 2016, su ilegalización se llevó a cabo a instancias de la Fiscalía General de Rusia, con el fundamento de que «Memorial representa una amenaza pública, ya que especula en relación con la represión de naturaleza política (…) y crea una falsa imagen de la Unión Soviética como estado terrorista».

La acusación incluyó además «violaciones de la legislación sobre agentes extranjeros». Su prohibición, al igual que en Bielorrusia, tuvo como marco la mayor ola represiva lanzada por el Kremlin contra sus detractores. Se intensificó en 2021 con la detención y encarcelamiento del líder opositor, Alexéi Navalni, además del desmantelamiento de su plataforma, la llamada Fundación de Lucha contra la Corrupción (FBK), y continúa actualmente contra quienes se pronuncian en contra de la guerra en Ucrania y la «movilización parcial» promulgada por el presidente, Vladímir Putin, el 21 de septiembre.

Memorial ha sido también condenada por «apología del terrorismo y del extremismo» por el solo hecho de velar por las condiciones de reclusión de personas acusadas por delitos de terrorismo, por lo general, miembros de organizaciones radicales islámicas. La disuelta ONG explicó en el juicio que vigilar que se garantice un trato humano en la cárcel, incluso a terroristas, no significa estar de acuerdo con sus actividades y mucho menos justificarlas o hacer apología.

Investigar crímenes

Memorial surgió en 1988 de la mano de disidentes soviéticos, entre ellos el también premio Nobel de la Paz, Andréi Sájarov, con el objetivo principal de investigar los crímenes cometidos durante la época de Stalin. Pero más adelante, sobre todo tras llegada al poder de Putin, extendió sus pesquisas contra todo tipo de abusos en otros ámbitos, por ejemplo, las atrocidades cometidas por las tropas y fuerzas de seguridad en Chechenia o por mercenarios rusos en Ucrania y otros países. La responsable de Memorial en Chechenia, Natalia Estemírova, fue secuestrada y después asesinada de un tiro en la cabeza en julio de 2009. Hasta ahora no se ha esclarecido el crimen.

Por su parte, el Centro Ucraniano para las Libertades Civiles fue fundado en 2007 para proteger los Derechos Humanos y promover la democracia en Ucrania. Esta organización ha desempeñado un papel crucial en el fortalecimiento de la sociedad civil ucraniana y en presionar a las autoridades para hacer de Ucrania una democracia de pleno derecho, señaló el Comité Nobel en un comunicado.

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