José Vicente Ramón, el ciclista de la Rambleta que resiste al barro y al tiempo

En el número 45 de la Rambleta, en Catarroja, sobrevive uno de esos lugares donde el tiempo parece haberse detenido: el taller de bicicletas de José Vicente Ramón. A sus casi 83 años, este vecino de toda la vida continúa reparando bicicletas en el local familiar que abrió su padre a mediados del siglo pasado. Pero su historia es mucho más que una tienda de recambios: es una crónica de esfuerzo, memoria y pasión por el ciclismo.

El negocio nació en los años 40, cuando su padre, tras volver de la Guerra Civil y trabajar en la línea de autobuses de La AUVACA, decidió dar un giro a su vida y dedicarse a lo que de verdad le apasionaba: las bicicletas. «Él lo hacía todo, soldaba, pintaba, reparaba...», recuerda José. «Fue uno de los mejores biciclistas de la provincia. Corría junto a Miguel Poblet, Bernardo Ruiz, Berrendero… incluso llegó a disputar tres ediciones de la Vuelta a Valencia».

José heredó esa pasión. Empezó a trabajar en el taller en los años 50 y desde entonces no se ha bajado de la bici, ni en sentido literal ni en el figurado. Hasta que el 29 de octubre de 2024 llegó la dana. «Me entró la barrancada y el agua subió hasta los 2,60 metros. Oscureció todo. Me dejó dos palmos de barro. Pensé que era el final», explica con emoción. «Pero gracias a los amigos, voluntarios y a mis hijos, hemos ido sacando barro y recuperando lo poco que quedó».

De las más de 100 bicicletas que tenía almacenadas, apenas unas pocas pudieron salvarse. «Era un arsenal de piezas, cuadros, recambios… todo desapareció bajo el fango». Entre los objetos que aún conserva, destaca una bicicleta estática rudimentaria diseñada por su propio padre en 1959, «antes incluso de que las comercializara BH».

A pesar del golpe, José ha decidido seguir adelante. «Me desanimé, pero los hijos, los amigos, la infancia, los clientes… me han dado fuerza para continuar. Así que mientras el cuerpo aguante, aquí seguiré».

Su recuperación no ha sido solo emocional. También ha contado con apoyos económicos esenciales. «He recibido ayudas del Gobierno, del seguro y también de la fundación de Juan Roig», comenta agradecido. Estas ayudas han sido clave para intentar recomponer el taller, aunque la mayor parte del trabajo ha sido a mano, sacando barro y recuperando herramientas con la ayuda de vecinos y voluntarios.

Durante la riada, José no pudo llegar a casa y se refugió en el piso de la droguería de al lado. Lo recuerda como un momento duro, pero también como otro ejemplo de esa red invisible de apoyo vecinal que ha marcado su vida. Hoy, desde su pequeño taller de la Rambleta, donde aún se respira el olor a grasa y goma, sigue recibiendo a clientes fieles y curiosos que descubren, entre herramientas y recuerdos, la historia viva de un ciclista que nunca se rindió.

La delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, ha asistido junto a la alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent, a la reapertura del taller de bicicletas. La primera ha destacado «el compromiso de la población de Catarroja, de su Ayuntamiento y del Gobierno por recobrar la normalidad en este municipio tras unas de las peores tragedias a las que nos hemos enfrentado». «Hoy no solo celebramos la reapertura de un taller. Hoy celebramos el regreso de un sueño, el latido de una historia que no se ha resignado a ser olvidada», ha manifestado.

La delegada se ha comprometido a «seguir trabajando para que nadie tenga que renunciar a su proyecto de vida por culpa de una dana», según ha informado la Delegación del Gobierno en un comunicado. En Catarroja, según ha subrayado, se han destinado 216,2 millones de euros de los que 138 son para financiar el 100% de reparación y reconstrucción de infraestructuras, equipamientos o instalaciones y servicios de titularidad municipal, con lo que se cubre «el 100% del coste de escuelas, centros sociales, instalaciones deportivas o redes de agua», ha manifestado.

• Temas
• DANA
• La Rambleta
• Juan Roig
• Catarroja