Borrar
Unai y Alba junto a su hija Abril. N.R.

De la ruina a la esperanza: la historia de una clínica podológica que volvió a abrir tras la dana

Unai y su esposa Alba, padres de una niña de tres meses cuando llegó la riada, lo perdieron todo el 29 de octubre de 2024

Nacho Roca

Catarroja

Viernes, 12 de septiembre 2025, 15:11

Comenta

El 29 de octubre de 2024, cuando la dana convirtió Catarroja en un mar de barro y escombros, Unai y su mujer veían cómo el proyecto de vida que habían levantado con tanto esfuerzo e ilusión quedaba arrasado en cuestión de horas. Su clínica podológica, adquirida unos meses antes, quedó inservible. Habían decido apostar todo a la carta de una consulta en funcionamiento en el Carrer Nou 7 de Catarroja, una leyenda en el tratamiento de afecciones de los pies, y que ahora, bajo la dirección de Unai, se convertía en referente.

El Carrer Nou fue una de las vías comerciales más importantes de Catarroja, y también una de las más seguras, pero el barro borró esa seguridad con más de medio metro de altura en su paso de destrucción. «Bajé a las seis de la mañana y aquello era un barrizal hasta los tobillos. Solo tuve un pensamiento: estamos en la ruina», recuerda Unai.

La clínica no era solo un negocio, era el sueño de una pareja joven llegada desde Burriana para empezar una nueva vida en l'Horta Sud. El golpe llegó en el momento más delicado, ya que apenas tres meses antes había nacido su primera hija, Abril. «El contraste fue brutal: cuidar de una recién nacida y, al mismo tiempo, enfrentarnos a la pérdida de todo lo que habíamos creado», relata Alba, maestra de profesión.

La casa y la clínica estaban bajo el agua, sin luz ni abastecimiento. La niña enfermó de diarrea al poco tiempo, por lo que la pareja decidió salir de la zona cero. «Cogimos una mochila, a la niña y cuatro cosas y salimos andando hasta llegar a Valencia. Tenía que estar en un sitio seguro y la llevamos a casa de mi padre», explican. Allí, en casa del abuelo, se quedó la pequeña Abril mientras sus padres regresaban a limpiar barro y tratar de salvar lo que quedaba.

No fue una de las zonas más afectadas de Catarroja, pero el más de medio metro sobró para dañar todos los aparatos, utensilios médicos y mobiliario. El panorama era desolador, con deudas de la hipoteca y coches perdidos en el garaje anegado. Sin embargo, pronto se activó una cadena de solidaridad que fue decisiva. Vecinos, amigos y voluntarios se volcaron. «En cuestión de días sacamos el barro gracias a ellos. Venía gente que ni conocíamos y se ofrecía a ayudar», cuentan.

El apoyo llegó también desde la plataforma 'Adopta un negocio', la influencer Nuria Marín que difundió su caso, familiares que pusieron recursos, y hasta la Asociación de Podólogos de Cádiz, que movilizó a un grupo de profesionales para regalarles un sillón de podología valorado en 8.000 euros. «Este sillón y parte del material que usamos hoy es gracias a ellos», agradece Unai.

A esas ayudas se sumaron aportaciones familiares, casas comerciales que regalaron material, la ayuda de Juan Roig y las indemnizaciones del Consorcio. «Solo con el seguro hubiera sido inviable, no cubría ni de lejos todo lo que hacía falta», señala Alba.

El 3 de diciembre, poco más de un mes después del desastre, reabrieron una de las salas de la clínica. «Fue como empezar de cero, pero cada paciente que volvía era un triunfo», confiesan. Casi diez meses después, la consulta funciona, aunque aún arrastra las huellas de la inundación en paredes y suelos. La mayoría de sus pacientes han regresado, otros lo han hecho más tarde porque también tuvieron que marcharse del municipio.

El miedo, admiten, no ha desaparecido. «Tengo la sensación de que volverá a pasar. Por eso ya hemos aprendido a estar preparados y tenemos un kit de emergencia, la radio, y los coches nunca más en el garaje subterráneo», comenta Unai. Pero también saben que no están solos. «Si salimos adelante fue porque nos apoyamos mutuamente y porque la ayuda que recibimos nos devolvió la esperanza. Si no, yo no habría tenido fuerzas de reabrir», reconoce el podólogo.

Ahora, con su segunda hija en camino, la pareja afronta el futuro con prudencia, pero también con determinación. «Queremos que nuestros hijos crezcan viendo que, aunque la vida te golpee, siempre se puede volver a empezar», dice Alba.

«El sueño es sencillo y poderoso, y es que la clínica funcione, poder dar un buen futuro a nuestros hijos y seguir en Catarroja. No había otra opción que tirar para adelante. Rendirse nunca estuvo en nuestros planes», sentencia Unai.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias De la ruina a la esperanza: la historia de una clínica podológica que volvió a abrir tras la dana

De la ruina a la esperanza: la historia de una clínica podológica que volvió a abrir tras la dana