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A los seis meses de la riada que dejó 228 fallecidos y le cambió la cara a muchos municipios valencianos, Lorena Silvent, alcaldesa de Catarroja, ha hecho este lunes balance de lo realizado y de todo lo que queda pendiente en el municipio en cuanto a la reconstrucción. La lista es larga y abarca todo tipo de instalaciones y espacios públicos que todavía no están disponibles al 100%.
Sin olvidar el dolor de todo un pueblo por las pérdidas humanas y por el shock de lo vivido, se han comenzado los trabajos de recuperación. «Queda mucho trabajo por delante para mejorar nuestras ciudades. Especialmente en lo que se refiere a mejorar las infraestructuras de las ciudades afectadas por la dana», asegura la primera edil.
Una construcción que deberá pasar por un modelo de ciudad resiliente y sostenible para la que reclama medidas como «instrumentos de contratación ágiles, un llamamiento al talento, un Pacto de Estado de obligado cumplimiento y plazos de actuación adaptados a las circunstancias poniendo el foco en la problemática con la gente del pueblo».
Un diagnóstico del momento actual sitúa a Catarroja en la siguiente situación: «estamos trabajando para recuperar la vía pública, hemos iniciado las primeras obras urgentes del alcantarillado y tratando de desembozar el barranco de Pelayo, y los espacios de sociabilización, tanto públicos como privados, siguen sin estar disponibles. Por ejemplo, se retoma la actividad lectiva pero se están haciendo obras en todos los centros y todavía hay alumnado que está de acogida, tenemos también alumnado de secundaria, bachillerato y ciclos que están fuera del municipio«, ha dicho la primera edil.
Asimismo, ha destacado las instalaciones deportivas que tampoco «están al cien por cien. Se encuentran a un nivel de uso precario para entrenar por parte de los clubs pero todavía no se puede disfrutar de ellas. La piscina está cerrada, la escuela de personas adultas también y todavía no tenemos espacio ni aulas prefabricadas para recuperar la actividad. El Teatro Auditorio, que es un espacio muy emblemático del pueblo, que alberga mucha actividad cultural pero también por parte de las asociaciones y de los centros educativos también permanece cerrado», explica Silvent.
«Además, nuestro día a día no es nada normal porque no hay stock de semáforos, de señalética, de contenedores en superficie, los garajes aún no están rehabilitados ni funcionan los ascensores, lo que supone que muchas personas con movilidad reducida no puedan salir de casa con autonomía. Últimamente, estamos insistiendo mucho con la asociación de ascensoristas y, a través de la Generalitat, con la Consellería de Recuperación Económica y Social, que han contactado con Femeval y hemos pasado un listado para poder priorizar esas situaciones que conocemos de personas más vulnerable, bien por edad avanzada, bien por movilidad reducida. Y, aunque a través de la Cruz Roja, se presta un servicio con la «silla oruga» los afectados lo que quieren es poder poder volver a retomar su actividad diaria».
Lorena Silvent, afirma estar ante una oportunidad única para construir, junto con los vecinos y vecinas, una ciudad resiliente tanto emocional como urbanísticamente. La idea es diseñar un plan estratégico de vivienda que el municipio nunca ha tenido y que ahora puede incorporarse a la Agenda Urbana. La opinión de asociaciones como los comités locales de reconstrucción será clave para decidir las pautas de recuperación. El fortalecimiento de la comunidad es una de las piezas fundamentales de esta guía de Recuperación.
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