Protos homenajea a los viticultores de Anguix con su Carroa 2021
La filoxera arrasó el viñedo europeo a finales del siglo XIX, entrando en España a principios del XX. En Ribera del Duero, hubo una localidad que emprendió la tarea de restituir el viñedo español a partir de pies de cepa nuevos, el pequeño pueblo de Anguix. Esta villa burgalesa fue clave, convirtiéndose en uno de los principales viveros de vid de la Ribera del Duero. Entre las décadas de 1940 y 1970 muchas familias de la zona se dedicaron a la producción de nuevas cepas desarrollando una intensa actividad injertadora. Esta se realizaba sobre campos de pie madre, utilizando púas que hoy identificaríamos como clones de variedades seleccionadas y muchas de ellas originarias de la propia Anguix, ya que el saber hacer tradicional y la resiliencia de los viñedos locales habían permitido preservar parte del patrimonio vitícola original. El río Duero actuó como barrera natural frente a la filoxera, y los suelos arenosos propios de la zona también contribuyeron a frenar la propagación del insecto, permitiendo que algunos viñedos sobrevivieran intactos.

Así, desde Anguix, partían vides hacia regiones históricas como La Rioja, Navarra, Aragón y la Comunidad Valenciana; una historia de esfuerzo colectivo y decisivo que ha inspirado a los bodegueros de Protos para elaborar Carroa 2021, un vino que honra la memoria de quienes, durante generaciones, cuidaron la vid como parte esencial de su forma de vida.
El viñedo, diversidad y carácter
Carroa 2021 procede de viñedos ubicados en casi un 70% en la provincia de Burgos (Anguix, Quintanamanvirgo, Boada y Roa), donde la variedad tinta del país se expresa con personalidad propia gracias a una combinación única de microclimas, altitudes y suelos. La vinificación de Carroa combina métodos tradicionales con innovación. Un tercio del vino realiza la fermentación maloláctica en barricas de roble francés, lo que añade profundidad y estructura. Posteriormente, el vino reposa dieciséis meses en barrica, afinándose luego en tinas de 12.500 litros durante ocho meses. El toque distintivo lo aportan los huevos de hormigón, donde una pequeña parte del vino envejece sobre lías obtenidas de una levadura autóctona seleccionada en los propios viñedos de Protos. Esta técnica permite un movimiento natural de las lías que, durante seis meses le transfiere volumen, mineralidad y una textura sedosa.
El resultado es un vino de color rojo picota, complejo y elegante. En nariz, despliega aromas de fruta negra y roja bien madura, con matices de vainilla, coco, especias, cedro y finos tostados. En boca, se muestra sabroso, fresco y envolvente.
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