

Secciones
Servicios
Destacamos
Qué bien sientan las vacaciones de Semana Santa. Un tiempo litúrgico en el que todo el mundo lo disfruta de una forma u otra. Unos ... la celebran de la forma más arraigada y cristiana posible destacando en la ciudad de Valencia la Semana Santa Marinera de los barrios marítimos de la ciudad, siendo una de las más emotivas y con más arraigo de todo el país. Otros, sin embargo, aprovechan para salir de vacaciones o simplemente para desconectar del día a día, realizando excursiones o salidas al campo o la montaña. Lo que está claro es que son unas fechas que van muy ligadas a la gastronomía y desde que da comienzo la Cuaresma la gastronomía está presente, ya que durante un período de 40 días se realiza la preparación espiritual para la Pascua, un tiempo de reflexión, ayuno y oración para los cristianos. Se trata de un tiempo de penitencia y renovación, con el objetivo de acercarse a Dios y prepararse para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Recuerdo cuando era joven y todavía vivía con mis padres que durante el periodo de Cuaresma los viernes no se comía carne y así se simbolizaba el ayuno y la penitencia durante dicho periodo. Era tiempo de menestras, potajes de vigilia, albóndigas de bacalao o por qué no, también de alguna fideuá. Pero no sé si estaréis de acuerdo conmigo, pero tengo la sensación de que cada vez es más difícil mantener dichas tradiciones. O bien por el ritmo de vida que llevamos o bien por el desarraigo de las personas que con el tiempo hacen que se vayan perdiendo. Esto hace que de alguna forma la tradición ligada a la gastronomía se vea afectada en gran medida. Poco a poco van cayendo en el olvido estos platos típicos de la Semana Santa.
Sin embargo, si nos referimos a los dulces tradicionales siguen estando bastante presentes en nuestra sociedad. La mona de Pascua o el panquemao podríamos decir que son de los dulces más representativos de la Semana Santa, siendo las monas el dulce tradicional más deseado por los niños. A estos dulces se suman otros muchos como las cocas de nueces y pasas, el arnadí, la coca de llanda, los rollitos de anís, los sequillos, las magdalenas, los buñuelos de viento o la almoixàvena entre otros.
Todos ellos y dependiendo de la zona geográfica se elaboran en los hornos tradicionales. Y este es uno de los puntos que quiero abordar. Quiero destacar la importancia de los hornos tradicionales, como tantas veces he hecho, por que a veces no somos conscientes o se nos olvida del papel tan determinante que tienen en nuestras vidas y en nuestro legado. Si nos acordamos de los hornos tradicionales solo en fiestas mal vamos, igual cuando vayamos a comprar una mona nos quedamos con esas. El papel que desempeñan cada día durante todo el año los hornos tradicionales es el de perpetuar la memoria gastronómica y la cultura de nuestra ciudad, de nuestro pueblo o de nuestro barrio. Son sabores, son recuerdos, son memoria. Son una pieza clave del engranaje de nuestra gastronomía. No lo busquen en las grandes superficies. Nunca sabrán igual, nunca desprenderán el mismo aroma y lo peor de todo es que nunca tendrán la proximidad y el trato que se tiene en un horno tradicional.
Creo que todos debemos recordar esto y aportar nuestro granito de arena en la medida de lo posible. Por otro lado, existe otro legado igual de importante y es el de la transmisión oral. La transmisión oral ha sido una pieza clave en el mantenimiento de los dulces tradicionales y la gastronomía en general. Antes de la era digital, las recetas y técnicas se transmitían de generación en generación a través de la palabra hablada. Esto aseguraba que los conocimientos y habilidades necesarios para elaborar estos dulces se mantuvieran dentro de las familias y comunidades. Pero la transmisión oral no solo tiene valor en la preservación de recetas, sino también en la perpetuación de historias y anécdotas asociadas a los dulces. Las leyendas y enseñanzas que acompañan a cada dulce enriquecen el patrimonio cultural de la Comunitat Valenciana y crean un vínculo emocional entre las generaciones.
Por último, y no por ello menos importante, debemos destacar todas las iniciativas que desde las organizaciones se proyectan con el fin de poner en valor festividades y en consecuencia los dulces y salados que van ligados a dichas festividades. A la vuelta de la esquina nos encontramos con la festividad de la Virgen de los Desamparados que se celebra el próximo domingo 11 de mayo, donde desde el Gremio de Panaderos y Pasteleros de Valencia se ha elaborado un bizcocho tierno elaborado con una base de almendra y calabaza llamado cheperudetes con un sabor increíble para celebrar dicha festividad. Del mismo modo, en el mes de junio el Gremio tiene preparada la campaña de San Juan donde podremos disfrutar de las cocas de San Juan, tanto dulces como saladas y que tanto nos gustan.
En definitiva, los dulces tradicionales son mucho más que simples postres elaborados en casa o en un horno tradicional. Son una manifestación de la cultura y la historia de nuestra tierra. Su diversidad, ligada a las festividades y poblaciones, y su preservación los convierten en un legado valioso que merece ser promovido. Al disfrutar de estos dulces, se saborea un pedazo de nuestra identidad y de nuestra tradición. Una experiencia que va más allá del gusto para conectar con nuestra esencia. Es la clave para no perder nuestras raíces y saber de dónde venimos, para así poder darle sentido a lo que somos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.