El herbero, el licor artesanal que resurge con fuerza en la Serra Mariola
La bebida se continúa elaborando en los hogares con la plantas aromáticas que se recolectan en la sierra
B. González
Xàtiva
Jueves, 4 de diciembre 2025, 18:16
No existen registros que indiquen el origen exacto del lícor artesano típico de la Serra Mariola, el conocido como herbero, pero ya las antiguas civilizaciones ... utilizaban los principios activos de las plantas para elaborar perfumes y tratar enfermedades. Los alquimistas musulmanes desarrollaron la práctica de la destilación para obtener las esencias y eso fue copiado por el Cristianismo. En los conventos comenzaron a utilizar las plantas para problemas digestivos, principalmente, y comenzó a hacerse más social.
La Sierra Mariola cuenta con una gran diversidad botánica y sus habitantes han hecho uso de ellas. «En cada casa se hace uno diferente, según las hierbas que se utilicen: tomillo, salvia, manzanilla, hierba luisa, hinojo, pebrella…», explica Antonio Belda, profesor de Fisiología Vegetal de la Universidad de Alicante y divulgador de la etnobotánica de esta sierra que discurre por las comarcas de la Vall d'Albaida, el Comtat y l'Alcoià.
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Belda apunta que la cultura popular establece que el herbero hay que elaborarlo cuando haya luna menguante, en los meses de mayo o junio. Las hierbas elegidas se dejan macerar con medio litro de anís seco y otro medio litro de anís dulce, en un envase de vidrio y se pone en un espacio oscuro durante 40 días. Pasado ese tiempo, se filtra.
En la Serra Mariola se hacen 25 tipos de licores. Los más conocidos son el licor de café, el pacharán, vino de nueces, la mistela, licor de regaliz, licor de leche de membrillo o licor de naranja o mandarina.
Aunque ya son muchas las empresas que lo comercializan, aún se mantiene la tradición de hacerlo en casas particulares. Al respecto, dice que «ahora, incluso, parece que ha habido un repunte», indica el profesor.
Para preparar el vino de nueces se necesitan 5 litros de vino tinto, 40 nueces y se ponen a macerar la noche de San Juan y se mantiene durante un mes. Pasado ese tiempo se añade un kilo de azúcar y un litro de alcohol vinícola. «El resultado es un vino denso que se utiliza para abrir el apetito».
La misma base se emplea para hacer los licores de cítricos. En este caso, en lugar de nueces, la maceración es de piel de naranja seca o de mandarina, con vainilla, canela y clavo si queremos personalizar el gusto. También se hace así con el membrillo, «una forma de aprovechar las pieles que son muy aromáticas». «Con todo ello se contribuye a una economía circular, de aprovechamiento», asegura Belda.
El de regaliz, la raíz es la que se macera y sirve para aliviar la acidez de estómago. Eso sí, «hay que tener cuidado con este licor porque el regaliz sube la tensión arterial».
Ahora también está contribuyendo a la economía de los pueblos de la sierra gracias al turismo, dado que es uno de los productos que se pueden adquirir en las tiendecitas. «Son productos artesanales, elaborados con ingredientes naturales y de kilómetro cero».
No obstante, el profesor remarca que la función digestiva de las plantas recogidas en la sierra sólo se da si se toman en infusión y desmiente el mito de este efecto digestivo al convertirse en licor o herbero. «Como bebida alcohólica, debe de consumirse siempre con moderación».
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