Nace un restaurante virtual donde sólo se puede comer una hamburguesa
El último proyecto del grupo Voltereta se llama One Burger y la única forma de probarlo es a domicilio. Se ponen a la venta cien unidades a mediodía y otro centenar por la noche que el primer día se terminaron en 16 minutos
Una hamburguesa, unas patatas fritas, una tarta de queso. Es la carta de One Burger, un restaurante virtual creado por el equipo de Voltereta ... y que en sus dos primeras semanas de vida ha logrado un éxito que ni ellos mismos imaginaban. Su fórmula gastronómica, en vez de tener varios tipos de hamburguesas y combinaciones distintas en una carta, «crear sólo una y que siempre salga bien», explican. Su estrategia de venta, darse a conocer de la manera que más nos gusta a los españoles: regalando hamburguesas por la ciudad.
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Por no tener, ni siquiera tienen web. Durante la última semana de agosto, sólo a través de las historias de su cuenta de Instagram -el único canal creado para comunicarse con sus clientes- anunciaban cada día el lugar donde se habían ubicado (Ciudad de las Artes y las Ciencias, Mercado de Colón, Mestalla, cauce del Turia) y repartían hamburguesas. Los vídeos colgados en redes sociales han corrido como la pólvora, al mismo tiempo que compartían el material que los propios usuarios crearon al probarla. Invitaron a Joe Burgerchallenge, el mayor influencer especializado en hamburguesas, para que la probara y diera su opinión. Y organizaron un concierto de música en directo.
Era el caldo de cultivo perfecto para que el primer día en el que salió a la venta la hamburguesa de One Burger la pasada semana, las cien unidades ofertadas se terminaran en sólo 16 minutos. Desde entonces, cada día se cocinan un centenar de hamburguesas a mediodía y otras cien más por la noche, que solamente se pueden pedir a través de alguna de las plataformas de comida a domicilio. Y si se acaban, toca esperar al día siguiente.
Los ingredientes, dos finas hamburguesas de carne de Galicia madurada treinta días con queso cheddar fundido, bacon crujiente, pan brioche artesanal, pepinillos encurtidos y una salsa secreta. Eso sí, después del feedback de quienes pudieron probar la hamburguesa callejera se cambió el color del pan. “Al ser negro nos decían que se quedaba entre los dientes”, explican desde One Burger.
Es la muestra de que en estos tiempos tan digitales, ni siquiera es necesario tener un restaurante físico al que ir para dedicarse al negocio de la hostelería. Sólo saber a qué público hay que apuntar, en este caso jóvenes, apostar por un producto de consumo que ni siquiera tiene que ser novedoso (una hamburguesa, ni más ni menos), hacerlo bien y convertirlo en un objeto de deseo. ¿A que ahora tienes la necesidad de probar esa hamburguesa?
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