Dice la leyenda que el rito valenciano del almuerzo nació a orillas de la huerta, donde quienes la cultivan depositaban el fruto de sus sudores en la barra más próxima para que allí les cocinaran sus pimientos, cebollas, tomates... Era también la manera de proveerse de munición nutritiva para soportar las largas jornadas al pie de sus fincas, que reclamaban de ellos un generoso esfuerzo. Hay otra leyenda, más reciente, que asocia el almuerzo a otro hábito: el ciclista. Las sesiones de pedaleo por las carreteras del interior pusieron en el mapa gastronómico a la provincia de Castellón, muy rica en este tipo de establecimientos de toda la vida que garantizan lo que buscan los amigos de las dos ruedas (moteros incluidos) y también quienes quieran solazarse con una mesa bien surtida de ricas viandas aunque hayan llegado en coche para disfrutar del ocio del fin de semana.
Castellón, con sus carreteras llenas de encanto y poblaciones también muy ricas en atractivo, se ha convertido en un destino habitual de los fans del almuerzo porque encuentran en el interior rutas estupendas para saciar sus apetito. Aquí van algunas pistas: empezamos por Aín, el hermoso pueblo de la comarca de La Plana Baja, donde tiene justa fama el bar de la Cooperativa de Sant Ambrós, que funciona también como tienda. Sin salir de esa comarca, en La Llosa se recomienda parada y almuerzo en el Hotel Vimar y en el bar Chocolate, célebre por sus brasas y su cremaet.
Otro rincón muy aconsejable para practicar la costumbre del almuerzo se encuentra en la deliciosa comarca del Alto Palancia. Allí, en la pedanía de Novaliches, dependiente de Jérica, se ubica el Asador, un rincón de parada obligatoria para gozar de sus bocadillos, las tablas de pescado o de carne, el embutido de la zona (costillar, magro de panceta), sus pinchos morunos, cebollas asadas... También dispone de carta, donde brillan el pulpo a la carta y la oreja adobada. Cerquita se alza, en la localidad de Chóvar, el bar restaurante de la cooperativa y en Higueras, La Cantina del Ruyo. En Segorbe, siempre dentro de la misma zona, una referencia que debe apuntarse es el Asador Aguilar, y en Azuébar, el bar de las piscinas. El recorrido puede incluir otro asador, La Negra, en Matet, y Casa Ginés, en Soneja.
Proseguimos nuestro viaje porque hay donde elegir. Si nos decantamos por la zona marítima y enfilamos hacia Benicasim, se sugiere el Mesóns Els Llauradors; si optamos por el sur, en La Vilavella conviene detenerse en el Bar Fandos y muy próximo, en Mascarell, el bar del Salón Social.
Dejamos para el final otros dos locales que merecen figurar en esta guía donde no están todos los que son pero sí son todos los que están. Radican ambos en Vall d´Uxó: en la capital de la comarca de la Plana Baja concluye este recorrido circular alrededor del almuerzo en versión castellonense, bien en Casa Diego (un local situado en el polígono Carmaday) o en el bar restaurante Ximo, que se ubica en otro polígono (el de La Mezquita), según esa otra lógica que emparenta los templos del almuerzo con la actividad industrial y la necesidad de reponer fuerzas que distingue al personal de las factorías cercanas.
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