El pregón del Corpus reivindica la valencianía «que cae y renace y se hace fuerte en la adversidad»
Óscar Rueda recuerda que la Festa Grossa estuvo a punto de desaparecer pero celebra su recuperación: «Ahora nadie pensaría que la Moma no va a bailar»
El Corpus «es la proclamación del sentido de la vida en versión valenciana y cristiana: seria y bromista, divertida y trascendente, abierta y acogedora, para ... grandes y para pequeños, para hombres y mujeres de todos los continentes y procedencias, que cae y renace y se hace fuerte en la adversidad». El pregón de la Festa Grossa, que este jueves ha pronunciado Óscar Rueda en la Iglesia del Patriarca, ha hecho hincapié en celebrar la recuperación del Corpus, que en los años 70 estuvo a punto de desaparecer, y en cómo representa lo mejor de la valencianía, todo un 'chute' de autoestima tras las complicadas fechas de la dana. Para Rueda, el Corpus es «la Valencia orgullosa de la sagrada herencia de sus antepasados, que quiere dejar intacta a sus antepasados».
En un emotivo discurso, Rueda ha repasado cómo fue su primer contacto con la Festa Grossa. «El Corpus fue, es y será una fiesta pensada, sí, para que disfruten los que la protagonicen, pero especialmente diseñada para seducir y atraer a quien no la conoce. quien no la conoce, y a quien no conoce o ni tan solo entiende la historia de Valencia, la historia de la cristiandad o la historia de nuestra civilización occidental», ha dicho. Rueda ha explicado cómo fue el primer día que él vio las Rocas. Nacido en los años 70 en un barrio de las afueras de la ciudad, apenas tenía contacto con las tradiciones valencianas.
Pero un día, «con veinte años como mucho», paseaba por el centro de Valencia cuando a él y a un amigo se les ocurrió entrar en la Casa de las Rocas. «Y he de contarlo de la misma forma en que lo recuerdo. Nada más entrar nos abordó un hombre con bigote, mirándonos fijamente con unas hojitas en la mano, y empezó a relatarnos una retahíla de datos sobre la fiesta mientras, sorprendidos, admirábamos aquella casa de puertas enormes y techos altos, donde carruajes y figuras curiosas (y en ocasiones, inquietantes) se acumulaban entre esquinas y pilares», ha relatado de forma literaria.
«La mirada del hombre mostró una mezcla de sorpresa y satisfacción cuando vio que hablábamos valenciano, lo que acentuó su complicidad y el afán de explicarnos el cómo y el porqué de todo lo que había guardado en aquel caserón medieval. Él era, ahora lo sé, Paco Ramírez, el guardián de la Casa de las Rocas: el lugar donde se alojan desde 1448, casi nada, nuestros queridos carros triunfales y muchos otros materiales de la histórica procesión del Corpus de Valencia, y que hoy es Museo Oficial de la Festa Grossa», ha desvelado.
Rueda ha utilizado los Jocs Florals de Lo Rat Penat para desgranar las tres virtudes del Corpus: el amor, la patria y la fe. Además, ha hecho hincapié en lo cerca que estuvo la fiesta de desaparecer. «Con un patrimonio artístico e indumentario deteriorado, y con muy pocas personas dispuestas a salir en la procesión para representar a sus personajes seculares o para ejecutar danzas y melodías de tradición inmemorial, la antiquísima tradición se veía abocada a la desaparición», ha explicado.
«Pero el pueblo reaccionó. El desvalido pueblo llano, históricamente acostumbrado a catástrofes cíclicas, ya fueran naturales o humanas, a rupturas dramáticas del hilo conductor de la historia; habituado a renacer, a resurgir cuando todo parece perdido, dijo basta, y se alzó», ha reivindicado Rueda, que ha puesto en valor el trabajo del Grup de Mecha en 1977, y más tarde con la constitución de la asociación de Amics del Corpus. «Gracias a ello, nuestra centenaria procesión se salvó conservando todo su esplendor, y es hoy testimonio de la tenacidad de los valencianos para mantener su identidad, su historia y sus creencias», ha dicho.
«Traigo hoy a colación esta primera reflexión porque tengo la sensación de que empieza a ser desconocida o no suficientemente valorada entre el público actual. Redescubrir y conocer el pasado es una necesidad humana lógica; y más aún cuando se trata del pasado colectivo de pueblos demasiado tendentes al olvido, como el nuestro. Siempre es bueno y justo saber bien de dónde venimos, para comprender, agradecer y apreciar más y mejor lo que ahora tenemos... y lo que podríamos dejar de tener si volviéramos a descuidarlo», ha apuntado el pregonero de la fiesta.
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