Lluvia de pétalos (y agua)

Si multitudinario fue el Traslado de la Virgen desde la Basílica a la Catedral, por la tarde el centro de Valencia todavía tenía más visitantes para la procesión. En la plaza de la Virgen había mucho público y las plazas del Mercado y María Cristina estaban llenas de familias desde primera hora de la tarde. La espera sería larga.

Este año una cruz precedió a la salida de las fallas de la Catedral, tal como habían solicitado. En la puerta de los Apóstoles de la Catedral no había presencia de la habitual escuadra de Gastadores del Ejército, porque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, vetó la participación del Ejército alegando que no podían asistir por estar en periodo electoral, si bien en 2019 hubo elecciones y sí participaron. Tampoco estaba el piquete militar junto al tapiz de la Virgen. En ambos puntos suplió el vacío la Policía Local de Valencia.

La Virgen salió con un manto nuevo: el realizado con seda de tisú de oro y con bordados de flores y aves del paraíso, obsequio de la camarera de la Virgen, María Dolores Alfonso, la corte de honor de la Virgen y del restaurador Pedro Arrúe. En su salida, la Virgen pasó sobre la alfombra floral creada por la asociación de Amigos del Corpus de Puenteareas.

En la calle San Vicente las 13 fallas de la Seu-Xera-El Mercat colocaron sus estandartes para homenajear a la Virgen y en varios puntos del recorrido los altares vicentinos sacaron también las imágenes para encontrarse con la Mare de Déu, en zonas próximas a la plaza del Tossal y a la del Mercado y la Iglesia de los Santos Juanes.

La procesión se prolongó casi cinco horas y, en el último tramo, hizo aparición la lluvia, por lo que la imagen fue cubierta por plásticos. A la lluvia de pétalos del recorrido se sumó, en esta ocasión, el agua.

• Temas
• Policía Local de Valencia
• Centenario de la Coronación de la Virgen de los Desamparados