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La esencia del Corpus toma Valencia
La Festa Grossa congrega a miles de vecinos y turistas en las calles del centro para disfrutar de la Cabalgata del Convite | El calor provoca atenciones sanitarias por lipotimias durante el desfile
El día grande del Corpus Christi ha vuelto a congregar a miles de vecinos, visitantes y turistas en las calles de Valencia. Nadie quería perderse la magia de la Festa Grossa, una de las tradiciones más antiguas que se celebran en la ciudad y que sigue manteniendo un fuerte arraigo popular entre los valencianos en la víspera de su 700 aniversario.
Ni el calor asfixiante del mediodía de este domingo ha impedido que la capital del Turia destape el tarro de las esencias de sus tradiciones. Pese a que los termómetros superaban los 30 grados en una celebración que ha tenido lugar en unas fechas inusuales, miles de personas han tomado la plaza de la Virgen, la de la Reina o la calle de las Avellanas para disfrutar de los bailes, la música y, en definitiva, de la fiesta que siempre lleva aparejada la Cabalgata del Convite.
Al son del tabal y la dolçaina han arrancado las banderolas de la Real Senyera indicando el comienzo del desfile seguidos de los nanos, que han causado furor entre los visitantes extranjeros pues un grupo de turistas inmortalizaban el baile con sus teléfonos móviles mientras decían: «Their outfits are beautiful (Sus trajes son preciosos)».
A continuación, el capellà de les Roques, encarnado por Juanfran Barberà en su segunda edición en el cargo, pregonaba a viva voz desde la grupa de un caballo y a la sombra del Micalet que el Corpus valenciano «és la festa més bonica del món» y emplazaba a todos los presentes a acudir esta tarde a la procesión «a acompañar el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo» desde la puerta de los Apóstoles de la Catedral a las 19.00 horas de esta tarde: «Pueblo de Valencia, gozad de los cánticos, de las flores, de la devoción... Gozad y compartid la fiesta más bonita del mundo».
La Moma, esa representación de la virtud que baila junto a los momos, identificados como los siete de los pecados capitales, y el trenzado de la Magrana también han sido otras de las danzas más aplaudidas por un público entregado a la causa pese a estar sudando la gota gorda. Las coreografías protagonizadas por los niños como los Cavallets, los Arquets o los Turcos han sido muy ovacionadas por la gente que se agolpaba en las aceras reconociendo el esfuerzo de los más pequeños a quienes los padres refrescaban con agua continuamente. La sombra, los abanicos o los sprays pulverizadores eran los objetos más cotizados para combatir las altas temperaturas.
Una larga retahíla de personajes bíblicos también ha hecho acto de presencia por los calles de Ciutat Vella. En ella se ha podido ver a Dios, Adán y Eva, la Virgen María, San José o los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar o incluso una representación de la muerte con una guadaña con la inscripción «Lo temps breu».
Apoteosis en la 'poalà'
Cerca de la plaza de la Almoina, el final del desfile, en la calle de las Avellanas la devoción hacia la Festa Grossa ha sido total. Allí el respetable batía palmas con fuerza con el paso de cada baile y misterio. Sonaban los primeros acordes del himno regional que precedían la Real Senyera y la muchedumbre seguía con más y más aplausos mientras se acercaba uno de los momentos más esperados a la par que divertidos del acto: la 'poalà'. El rey Herodes y su guardia no han corrido la misma suerte que la enseña de todos los valencianos pues algunos lo abucheaban por haber ordenado el asesinato de los infantes que tenían la edad de Jesús de Nazaret para tratar de eliminar al Mesías durante sus primeros días de vida.
La traca final ha sido apoteósica: el jolgorio y les 'carxotaes' que repartían los miembros de la comitiva de la 'degollà' han desembocado en un cántico unánime y conocido por todos los presentes en estas fechas tan especiales. «Agua, agua», clamaba la gente desde la calle y los vecinos han empezado a tirar cubos y manguerazos a los asistentes desde sus balcones, gesto más que agradecido por las altas temperaturas. De hecho, el calor ha provocado algunas atenciones por lipotimias durante el recorrido de la Cabalgata.
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Horas antes, en la Catedral, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha estado presente en la misa junto a algunos concejales de su equipo de gobierno, acto de la que se han ausentado, tal y como viene siendo habitual, los ediles del grupo municipal de Compromís.
La vicepresidenta primera del Consell, Susana Camarero, el conseller de Emergencias, Juan Carlos Valderrama, y la titular de Justicia, Nuria Martínez, o el síndic de Vox en Les Corts, José María Llanos, han sido algunos de los representantes políticos de nivel autonómico.
«Espero que todos los valencianos disfruten muchísimo de esta fiesta»
María José Catalá
Alcaldesa de Valencia
Catalá ha calificado la jornada grande del Corpus Christi como «un día muy especial para la ciudad con un contenido cultural y de tradición muy importante, de mucho peso». La primera edil ha recordado que este año también habrá una mascletà a mediodía, de las que no pudieron ser disparadas en Fallas por culpa de la lluvia, a cargo de Pirotecnia Zaragozana.
«Espero que todos los valencianos disfruten muchísimo de esta fiesta y visiten las rocas junto a sus familias porque son elementos culturales maravillosos», ha indicado la alcaldesa. Así pues, ha rematado diciendo que desde el Ayuntamiento se sienten «orgullosos »de formar parte y participar de la Festa Grossa.

Benavent pide «trabajar por un mundo donde se pueda vivir con dignidad»
El arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, ha oficiado la ceremonia y en su homilía ha resaltado la importancia del sacramento de la Eucaristía en la Iglesia y la vida de los fieles: «Una Iglesia que abandona la Eucaristía o que no se mantiene fiel a la regla de la fe acaba disolviéndose». Por ello, ha pedido que este rito se ponga en el centro de la vida de las comunidades.
«No convirtamos la fe en un elemento más de la cultura, en una realidad muerta únicamente del pasado, que las tradiciones humanas nos ayuden a valorar y mantener viva la tradición que viene del Señor», ha aseverado Benavent reivindicando el poder del bien y la necesidad de que todo el mundo actúe en favor de este propósito: «Del mismo modo que el bien genera el bien, el mal nos arrastra al mal». En este sentido ha pedido «no caer en dinámicas destructivas» y realizar «comportamientos constructivos en nuestra sociedad».
Asimismo ha recordado que este año la Iglesia celebra el Jubileo de la Esperanza convocado por el difunto Papa Francisco. Durante su parlamento, ha ensalzado las virtudes de los cristianos como «sembradores de esperanza» recordando la labor de los 5.000 voluntarios de Cáritas que el año pasado atendieron a 55.000 personas en todo el territorio diocesano haciendo especial énfasis en su labor durante la dana del pasado 29 de octubre.
«El Corpus nos recuerda que los cristianos somos testimonios de esperanza para este mundo», ha proseguido Benavent antes de pedir a los fieles que trabajen «por un mundo donde se pueda vivir con dignidad y preparar de esta manera la llegada del reino de Dios».
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