Coworking fallero: el ingenio de los artistas contra la asfixia económica
Compartir transporte de la falla, reducir volúmenes, plantar al tombe... Hasta cinco artesanos en un taller para aliviar costes
Los artistas falleros tienen que hacer cada vez más malabares para seguir dedicándose a la profesión que eligieron por vocación. La subida progresiva de materiales ... como la madera, que se ha puesto a precio de oro, y del corcho o los barnices, y el hecho de que los presupuestos no suban al mismo ritmo, pone contra las cuerdas a los profesionales del sector. De hecho, ya llevan años avisándolo.
Los nuevos artistas que están surgiendo tienen muy claro que es vital controlar no sólo la parte artística, sino también la gestión, hasta el último euro, y por eso, algunos incluso optan por compartir taller.
Este es el caso de L'Atelier del Foc; Mou, Kuebien Valencia S. L.U; Isaac Argudo y La Mire, cinco equipos que comparten una misma sede, en la pedanía de Benimàmet.
«En este taller, entre las cinco firmas, hacemos 19 fallas. Es el primer año que estamos compartiendo la nave, pero es la manera de repartir los gastos», indica Daniel López, que junto con Olegario Paniagua, conforman L'Atelier del foc. Lógicamente todos ellos hacen fallas infantiles, porque si fueran grandes, sería más complicado manejar el espacio.
Otra medida que adoptan para controlar los gastos es «compartir el camión entre tres a la hora de realizar el transporte de las piezas de las fallas», indican.
También conviven en un mismo taller desde hace siete años Cristian García Carrasco y Javi Rico. Son de los pocos que quedan en la Ciudad Fallera.
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Cristian detalla que como «el año pasado se duplicaron los costes y ahora han subido algo más, hay que ser contenido en volúmenes». Además, este año planta al tombe las seis fallas grandes, «y puedo hacerlo porque son fallas de entre 5 y 5,30 metros». Afirma que así, «por un lado haces que los falleros se involucren, y a la vez, abaratas costes, porque no usaré grúas ni elevadores».
Como anécdota,Cristian ha llevado un ninot a la Exposición que representa a un supuesto 'fallero neardental' que por 5.000 euros quiere que le llegue para la falla, el IVA, el transporte y hasta una paella para el día de la plantà.
Los artistas Paco Cuadros y David Zahonero (Paco y David) también reconocen que los materiales «ya subieron el año pasado de forma importante y este año también han subido y al final, hemos tenido que reducir volúmenes. Si hace unos años eran de 12 metros, pues ahora se han ajustado a siete y lógicamente no pueden ir tantos ninots porque no saldría rentable». Realizan una docena de fallas, entre Valencia y pueblos como Paterna, Massanassa o Massamagrell y detallan que otra medida que adoptan es «llevar todas las piezas de las fallas que nos pagan el transporte aparte en un mismo camión para que a las comisiones también les cueste menos».
La subida del gotelé
Un artista veterano como Ximo Esteve, que tan sólo le quedan dos años para jubilarse, describe que cada «bote de gotelé ha subido un 5%, y también subieron el corcho y la madera». Recomienda a la nueva hornada de profesionales «que hagan menos cantidad de fallas para no perder». Se trata de una realidad que ya está ocurriendo y, por eso a las comisiones cada vez les cuesta más encontrar artistas.
En el caso de Esteve, detalla que él hace años hacía «nueve fallas grandes y cinco infantiles y ahora estoy trabajando con cinco fallas grandes y dos infantiles». Y explica que la falla «más cara que hago este año tiene un presupuesto de 30.000 euros, cuando hace más de 20 años la de mayor precio era de 24.000 euros, por lo tanto, en ese tiempo sólo ha subido 6.000 euros. Los presupuestos no suben al mismo nivel que los materiales».
Un artista que precisamente sí se está replanteando el mensaje dado por Ximo Esteve es Isidro Ventiscas. Este artesano el año pasado llegó a hacer 36 fallas, este año hará 31, una cifra también llamativa, pero afirma que de cara a 2025, la cosa va a cambiar.
«Hasta hace unos años con cinco profesionales podía llevar la treintena de fallas, pero ahora no encuentras gente con experiencia y necesitas más personal y no salen tanto los números», describe. Por eso avanza que de cara a 2025, «ya no podré hacer 31, igual son menos de la mitad». También prescindirá de la nave que precisaba para almacenar tantas piezas de fallas.
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