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Lola Soriano
Valencia
Sábado, 17 de junio 2023, 00:57
El Salón gremial ha acogido esta semana la fiesta de graduación de la nueva promoción de artistas falleros. Este grado superior de Formación Profesional cumple ... este año su décimo aniversario y son cerca de 300 los alumnos (unos 30 por año) que han descubierto qué es un 'sacabutx', cómo manejarse con el cartón, el barro o el corcho y también las técnicas más modernas de diseño por ordenador o la importancia de saber poner precio al arte para que los talleres puedan ser rentables.
Una vez aprendida la lección, ahora los estudiantes tienen que abrirse mercado en un sector que no vive sus mejores momentos, por la subida de los precios y el estancamiento de los presupuestos. A pesar de ello, ganas no les faltan.
Entre los alumnos que se han graduado está, por ejemplo, Héctor Martínez, que ha creado como trabajo de fin de curso una falla llena de robots. Este joven estudió Derecho y podría haber apostado por dar sus primeros pasos en un gabinete legal, pero tenía el gusanillo de ser artista fallero. Detalla que es fallero de Albuixarres-Camí Fondo de Alzira «y desde pequeño ya plantaba mis fallas en el chalé y hacíamos la cremà».
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El ejercicio pasado ya estuvo haciendo prácticas en el taller de Toni Pérez, artista que relevó a Manolo Algarra tras su fallecimiento en la plaza de Almirante Cadarso-Conde Altea, en la sección Especial.
«Me encantó el ambiente de la plantà de Valencia y disfruté de todo, desde con el transporte de las piezas, hasta con el ensamblaje y la grúa», comenta.
Además, ha tenido la suerte de que nada más terminar el grado superior, le espera un contrato para trabajar en el taller de Pérez. Eso sí, si una cosa tiene clara es que para «poder hacer el negocio rentable, es importante ser cada vez más autosuficiente, hacer todos los procesos que se puedan para no depender de los demás».
Otro compañero, Pablo Andreu, que es fallero de Ramón y Cajal de Torrent, explica que siempre ha tenido curiosidad de saber cómo se hacían las fallas. Del bachillerato artístico pasó al grado superior y confiesa que le ha encantado el tema de la carpintería. El año pasado aprendió el oficio en el taller de Jordi Palanca.
Un caso distinto es el de Andrea Ramos, que ahora está en el primer curso de artista fallero. «Cursé en la universidad Diseño Industrial en ASD Valencia y había mucho dibujo por ordenador y me di cuenta que lo que quería era crear con las manos».
Esta joven, que es fallera de avenida Primado Reig-San Vicente de Paul, detalla que durante el grado universitario «hice prácticas en el Teatro Real de Madrid y me comentaron que era muy buena la utillería que se hacía en Valencia y, por eso, he querido cursar este grado superior». Afirma que le gustaría especializarse en el tema de la pintura.
Otra alumna, Rebeca Ariza, que es fallera de Parc Sant Roc de Silla, está cursando ahora el primer año del grado y se siente fascinada por el tema de las fallas, pero también por la decoración y las escenografías. De hecho, su padre trabaja en el área de decoración de luces para temas audiovisuales. Este año hará prácticas en el taller de Jordi Palanca y aunque es consciente de que el sector no pasa un buen momento, se declara optismista: «En realidad las Fallas y las fiestas son tradiciones y son muy necesarias».
Ejemplos hay muchos y variados ya que otro compañero, David Valiente, desde pequeño también hacía sus propias fallas. Cursó el grado superior de FP de Iluminación, Captación y Tratamiento de la Imagen, «y he estado trabajando de ello, pero son tareas temporales porque la época fuerte del laboratorio de imagen es cuando vienen bodas o comuniones». Así es que apostó por el estudio del arte de hacer fallas y añade que le encanta el diseño de bocetos y las escenografías. Por eso, hará prácticas con Zvonimir Ostoic.
Otro caso diferente es el de Verónica Alonso, que ha terminado el primer curso, pero venía antes de carpintería y quiere trabajar la madera de forma artística. O Andrea Hernández, que terminó el grado universitario de Conservación y Restauración y ahora cursa el FP de artista fallero. «En realidad quería hacer directamente el grado de artista fallero, pero como llegué tarde a apuntarme, primero hice la carrera y ahora esto, Me encantaría especializarme en la pintura de fallas», explica esta fallera de Plaza Falla del Mercat de la Pobla de Vallbona. O Pablo Carrasco, que venía de la rama de la administración y ahora sueña con poder abrir su propio taller para plantar fallas infantiles.
Un caso aparte es el de José Aguado, que ya es veterano en el oficio, porque trabajó desde los catorce años en talleres de artistas, como el de Vicente Blasco y coincidió en algunos con Pere Baenas, artista referente de Especial, pero luego ya trabajó como electricista y con automatismos, y ahora ha querido matar el gusanillo y está estudiando la titulación.
Si esta es la radiografía o el perfil de la última promoción de Artistas Falleros y Construcción de Escenografías, cabe destacar que en estos diez años son muchos los profesionales que empiezan a despuntar.
Uno de los artistas que lleva una trayectoria ascendente es Borja Lorente. Fue alumno de la primera promoción y este año firmará ya su primera falla infantil de la sección Especial, en la falla Conde Salvatierra-Cirilo Amorós.
Hizo el bachiller artístico y el selectivo y, en principio, iba a optar por Magisterio, pero como él mismo dice que aunque «me aconsejaron que hiciera una carrera, yo quería ser artista fallero». Hizo prácticas con un gran maestro. Julio Monterrubio, el año que ganó en especial infantil en la plaza de Duque de Gaeta, con una falla dedicada a la degustación de arroces.
Ese mismo año de prácticas, Lorente, además cogió una falla de la sección cuarta de Alzira y lo compaginaba con los estudios. La semana que viene también debuta en la plantà de una hoguera infantil de Especial en Alicante, en la Condomina y de 2018 a 2024 firma una falla especial en Alzira (primero fue en Sants Patrons y ahora en Plaza Mayor) y también estuvo en 2020 en Denia.
Este año hará la especial de Conde Salvatierra, la especial de Plaza Mayor de Alzira, plaza Germaníes de Alzira y falla La Vía de Tavernes.
Compañeros de promoción de Lorente también se han abierto su caminito. Así, por ejemplo, Borja Llorens planta por segundo año la falla infantil de El Pilar; Andreu Meseguer tiene taller propio o Isa Falcó destaca en diseños.
Otro artista que se ha creado su mercado es Vicente Julián García. Fue alumno de FP de artista fallero, concretamente de la quinta promoción. Hizo prácticas en el taller de Latorre y Sanz y en 2018 trabajó con Vicente Vendrell en una carroza para la Batalla de Flores. Desde entonces ha hecho ya unas 25 fallas. Su primera plantà fue en Ciudad del Artista Fallero y ahora ya lleva cuatro proyectos en la plaza del Patriarca, este último año dedicado a las personas que sufren problemas de salud mental.
Este artista ha sabido marcar diferencia tratando temas sociales que hacen pensar y, además, ha apostado por fallas con materiales sostenibles y ecológicos. Además, este año ya está preparando una carroza de Especial A para la Batalla de Flores.
Una joven que ya tiene su hueco es Patricia Milla, de la quinta promoción. Venía de Bellas Artes y apostó por probar suerte en las fallas como arte que combina la escultura, la pintura y el dibujo. Hizo prácticas en el taller de Manolo Algarra y también con Miguel Ballester. «Quise estar en el taller de Algarra porque me gustaba su estilo de pintura y coincidí con números unos como Toni López y Paco López Albert o Miguel Santaeulalia o José Gallego».
Ahora es un referente de la pintura y para 2024 colaborará en la pintura de las fallas con Paco Torres (falla El Pilar) y Fernando Marzo.
También está labrándose un camino Cristian García, de la promoción de 2015-2017. Este joven venía del grado de Bellas Artes y es fallero de Santiago Rusiñol-Conde Lumiares. Hizo prácticas con Paco Mesado y firmó sus primeras falla en Acacias Picayo y en La Amistad.
Desde hace siete años tiene su propio taller, que comparte con el compañero Javi Rico, y este año hará once fallas, cinco grandes y cinco infantiles en Valencia y una grande y una infantil en Real. Afirma que el secreto para mantener la economía sana es «crear conforme el presupuesto, haciendo lo que toca y organizando muy bien los tiempos».
Se podrían citar muchos casos más, pero por concluir, está el caso de Ángela Grau, que también venía de Bellas Artes. Es la sexta promoción del grado superior de Artista Fallero. Hizo prácticas con Juan Carlos Banacloy, compañero que también curso este grado.
El pasado año empezó por su cuenta en un par de fallas y este año planta ya cinco, cuatro infantiles en Valencia (Santa Cruz de Tenerife; San Vicente-Pianista Amparo Iturbi; Avenida Giorgeta-Roig de Corella y San Ignacio de Loyola-Jesús y María) y una en San Antonio de Benagéber.
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