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Panorámica de Polop, municipio de Alicante. LP
Viajar más lejos que otros años: una vuelta al verano en el pueblo

Viajar más lejos que otros años: una vuelta al verano en el pueblo

Además de visitados, los municipios de la «España vaciada» necesitan ser comprendidos y atendidos

Rafa Honrubia.

Lunes, 6 de julio 2020

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El verano va a ser diferente, no cabe duda. El Covid-19 sigue habitando entre nosotros y ha cambiado las reglas de juego. Hay miedo a los rebrotes y las familias españolas han decidido modificar sus tradicionales pautas de buscar lugares masificados y alejados durante varias semanas. Este verano primará lo rural, durante un período relativamente corto de tiempo, con seguridad, por carretera y dentro de nuestras fronteras. Hace años, antes de que la globalización conquistara nuestras vidas, las vacaciones tenían un destino común: el pueblo. Cada uno al suyo, al de sus padres o abuelos. No existían las compañías de vuelo 'low cost' y pocos se planteaban dar un paseo por Thailandia en agosto. Los viajes vacacionales eran de pocos días y empezaban en un coche sin aire acondicionado en dirección a una playa no muy lejana. Una vez acabado el periodo playero, solo nos quedaba holgazanear en el pueblo, vivir sus fiestas, volver a los orígenes de esa emigración silenciosa de los sesenta que nos trajo a las ciudades.

Sabor nostálgicoEste verano tiene un sabor nostálgico. Muchos volverán a mirar atrás, a buscar el descanso sentado en las fuentes de las plazas cuando el sol empieza a caer, a entablar una conversación con ese amigo de juventud, a jugar unas manos en el bar de los jubilados, a recoger tomates y melocotones, a saborear el olor a campo. Otros no volverán a su pueblo, pero buscarán en otros pueblos ajenos a su biografía la vuelta a lo sencillo, a lo auténtico. Y quizá no lo hagan solo por miedo a los rebrotes, a estar cerca de casa, sino porque la pandemia puede que haya cambiado su escala de valores, sus necesidades vacías. Quizá.

Sea por una razón u otra, el verano de 2020 va a ser atípico, duro y complicado para el sector turístico pero puede que deje un poso para construir sobre él. La España rural, la de nuestros abuelos, la que Sergio del Molino acuñó como la «España vacía», es un tesoro abandonado. Después de años de olvido, esta España entró de lleno en el panorama mediático tras la manifestación de Madrid que se celebró en marzo de 2019. Allí se la llamó la «España vaciada» y se vaciaron gargantas con el Teruel Existe y otros muchos lemas referidos a lugares despoblados.

Sobre todo en Castellón, pero también en el interior de Valencia y Alicante nos espera esa España rural que se ha ido vaciando con el paso de los años. El turismo rural ha dinamizado a los pueblos con algún atractivo paisajístico o deportivo. Aitana Camps, agente de desarrollo local y gerente del Grupo de Acción Local Turia-Calderona, propone superar el municipalismo y abordar el tema del territorio de una forma multisectorial y transversal. Hay que dejar la competencia entre pueblos a un lado y trabajar en un frente común.

«Hace 15 años la gente iba a una casa rural de un pueblo pequeño y se quedaba allí una semana. Ahora se buscan experiencias, actividades determinadas. La ubicación es secundaria, lo principal es la oferta. Si cada ayuntamiento trabaja para él solo no va a poder retener a los turistas durante una semana», señala Camps. El turismo rural atrae visitantes cuando hay una buena política agroalimentaria, ambiental y experiencial. Las experiencias dominan el marketing, nuestra sociedad pide actividades constantes, no da pie al aburrimiento. Pero el campo no es solo hacer cicloturismo, senderismo o rafting. Esas actividades son solo una pequeña obra dentro de un escenario con cientos de dramas y personajes. Y sí, es el mejor sitio para aburrirse y reflexionar sobre lo que nos rodea.

Algunos de esos pueblos recibirán turistas este verano, muchos de ellos forzados por la pandemia que no les dejó viajar a otros lugares más exóticos, unos pocos viajarán con la idea de mirar atrás y analizar por qué quedó «vaciada» esa España. Esos lugares llenos de belleza y sabiduría no sólo necesitan urbanitas que los visiten desde el romanticismo y la actividad constante heredada de la ciudad, necesitan ser comprendidos y atendidos. El abandono de muchas zonas de España se ha producido por la «falta de equilibrio territorial» con la consiguiente «desigualdad de oportunidades», tal y como proclamaban en la protesta de Madrid. Este verano tenemos la oportunidad de redimirnos y mirar al pueblo, al nuestro o a otro, con ojos diferentes y curiosos.«Es un problema de todos», decían en la protesta de Madrid. Pero hay que ir más allá: la España rural somos todos. De ahí parte el kilómetro 0, nuestros orígenes e idiosincrasia, pero también nuestra despensa, de la que tan orgullosos nos sentimos. Aunque la historia siempre se ha escrito desde las ciudades, este verano es un buen momento para viajar mucho más lejos que otros veranos: al pueblo.

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