Producto, transparencia y sostenibilidad definen su labor

Carlos Pallarés siempre cuenta que la idea de Homo panis le vino a la cabeza mientras trabajaba de panadero en Umeå, en el norte de Suecia. Por las mañanas amasaba y horneaba panes y dulces suecos y por las tardes «bebía café sentado delante de la ventana de casa mientras leía libros de antropología, agronomía y cereales», relata.

«Frío, soledad y nieve (a metros) son el mejor cocktail para sacar al emprendedor que lleva uno dentro. Esto, sumado a las ganas de volver a la terreta valenciana fueron la semilla de la que germinó esta idea de negocio», aseguró Carlos.

En cuanto al nombre de la empresa nació de la siguiente reflexión. Hay quién afirma que fueron los cereales quienes nos domesticaron a nosotros y no al revés. Lo que está claro es que nuestras historias se entrelazan; no habría humanos sin pan.

Homo panis es una panadería especializada en panes de masa madre de cultivo; elaborados a partir de harinas molidas a la piedra, procedentes de cultivos ecológicos certificados. «Trabajamos con fermentaciones de entre 18 y 48 horas y ofrecemos entre 13 y 22 variedades de pan distintas de martes a sábado», manifestó Carlos.

La cooperativa inició su andadura en pleno estado de alarma. «El 31 de marzo de 2020 dos socios cooperativistas levantamos las persianas de nuestra tienda obrador en Benicàssim. A los miedos e incertidumbres respecto a la acogida que tendríamos, se sumó el miedo a un virus desconocido», resaltaron desde la entidad. Casi dos años después son cinco personas trabajando de las cuales tres son socios y dos trabajadoras contratadas.

Los tres socios son Bogui Dúl, Carlos Pallarés y María Begoña Ramos. Bogui Dúl proviene del mundo de marketing internacional, la alta cocina Michelin y la docencia en el CIB (Barcelona). Es la encargada del área de bollería y pastelería.

Carlos Pallarés es ingeniero forestal, estudió ciencias forestales en Fenoscandia y se reconvirtió en panadero allí mismo. Ha trabajado en la industria y en reconocidas panaderías artesanas de masa madre de Barcelona. Ahora dirige el obrador en Benicàssim.

Por su parte, Begoña Ramos, madre de Carlos, es la inspectora y auditora interna en temas de recetas tradicionales, organización, limpieza y display de producto. En temporada de panettone ayuda a Carlos en la elaboración y embolsa cada uno de ellos.

Decidieron ser cooperativa por los principios cooperativos y «porque desde un primer momento queríamos tomar las decisiones de una manera democrática entre los socios. Al fin y al cabo, la cooperativa la conformamos miembros trabajadores de la misma familia», recalcó Carlos quien destacó no haber solicitado ningún tipo de ayuda o subvención propias y exclusivas de este tipo de empresas.

Producto, transparencia y sostenibilidad son las tres palabras que definen mejor su trabajo.

A la panadería llegan productos directamente de la huerta y de las plantaciones de frutales de agricultores de Castellón. Las elaboraciones dulces y saladas van variando según la temporada.

Recuperan recetas tradicionales dándoles un toque más saludable; reduciendo la cantidad de azúcar por ejemplo y empleando aceite de oliva virgen extra de cosecha propia (Coop. Agri. Sant Joan Baptista de Moró) en lugar de grasas de origen animal. Trabajan a vista del cliente, su obrador es transparente y todas las etapas del proceso de elaboración pueden ser observadas. Tienen un nivel de autoexigencia muy alto; mantener las instalaciones en un estado perfecto y tratar el producto con respeto. Con su hashtag #horneandoelfuturo, muestran que son una panadería inteligente centrada en el cero desperdicio, que utiliza ingredientes sostenibles, ecológicos y de proximidad.

En cuanto al futuro, destacaron que lo principal es llevar sus panes y productos a más hogares y establecimientos, y esto pasa por una doble labor de concienciación y de marketing. Para ello están presentes en redes sociales como Instagram y han habilitado una web con tienda online donde los clientes pueden realizar sus compras.