Invertir en aire limpio, beneficios
María José Sales
Miércoles, 2 de abril 2025, 00:10
En el día a día de nuestro trabajo hablamos cada vez más de salud laboral, conciliación y bienestar emocional. Pero hay un factor esencial que ... a menudo se pasa por alto, quizás porque no se ve: el aire que respiramos mientras trabajamos.
Pasamos mucho tiempo en oficinas, aulas, talleres, centros públicos o comercios, y en muchos de estos espacios interiores la calidad del aire puede no ser buena. Este aire puede contener niveles elevados de dióxido de carbono (CO₂), partículas en suspensión (PM2,5), compuestos orgánicos volátiles (COV), ozono, radón o incluso formaldehído. Todos estos contaminantes impactan directamente en la salud de las personas y, por tanto, en el funcionamiento de las organizaciones. La exposición a la contaminación del aire contribuye no solo a enfermedades respiratorias y cardiovasculares, sino también a trastornos neurológicos, metabólicos y deterioro cognitivo.
El personal de una organización puede pasar muchas horas en espacios cerrados y en ocasiones mal ventilados. La exposición a contaminantes como CO₂, COVs y partículas puede comprometer funciones como la memoria, la atención o la toma de decisiones. Espacios de trabajo bien ventilados y con aire limpio contribuyen a mejorar el rendimiento cognitivo, la toma de decisiones y el procesamiento de información. Estos efectos son relevantes no solo en oficinas, sino también en escuelas, hogares o medios de transporte, donde la calidad del aire puede incidir en la productividad, el aprendizaje y la seguridad.
Frente a este escenario, ¿qué podemos hacer? La respuesta es clara, cuidar el aire de los espacios de trabajo es una inversión con un retorno tangible tanto para personas como organizaciones.
Entre los beneficios clave de invertir en aire limpio se encuentran la mejora de la salud y el bienestar. Para ello, hay que identificar los contaminantes presentes en el entorno de trabajo permite aplicar medidas preventivas para reducir alergias, irritaciones respiratorias, fatiga o dolores de cabeza. Además, mejora el confort térmico y reduce el riesgo de enfermedades crónicas. Otro de los beneficios es el incremento de la productividad. Un aire de buena calidad favorece la concentración y reduce otros síntomas, pudiendo mejorar el rendimiento laboral.
El tercer punto positivo es el cumplimiento normativo y refuerzo de la imagen corporativa. Medir y evaluar la calidad del aire permite cumplir con la legislación vigente en materia de prevención de riesgos laborales, y proyecta una imagen de organización responsable y comprometida con la salud de su equipo.
La detección temprana y prevención de problemas podría considerarse otro gran beneficio. La gestión activa de la calidad del aire interior permite anticiparse a anomalías y actuar antes de que deriven en problemas de salud o en costes mayores por bajas laborales o intervenciones de emergencia.
El quinto beneficio que podemos mencionar es la optimización del consumo energético. Ajustar de forma precisa los sistemas de ventilación y tratamiento de aire implica una reducción de la huella de carbono asociada al consumo energético y, por tanto, un ahorro económico.
Una estrategia de mejora de la calidad del aire interior es la monitorización de variables ambientales dentro del centro de trabajo o la implantación de sistemas de gestión de la calidad del aire interior como establece la norma UNE-ISO 16000-40 que ofrece directrices claras para evaluar el entorno interior y proponer mejoras basadas en datos. Estas herramientas proporcionan a la organización información precisa y continua para proteger la salud de las personas usuarias y ocupantes de los espacios de trabajo, detectar problemas, intervenir técnicamente donde y cuando realmente se necesita y priorizar inversiones. Lo que se mide se puede cuidar y mejorar como en otros ámbitos de la organización (calidad, gestión medioambiental, etc.)
Hoy en día la tecnología nos permite monitorizar en tiempo real e integrar la información en diversos sistemas de gestión. Cada vez son más los centros educativos, bibliotecas, coworkings y otras organizaciones que ya cuentan con sistemas control de la calidad del aire, con resultados muy positivos. El aire limpio no solo mejora la salud física, sino que puede reducir las bajas laborales, mejorar el ambiente de trabajo y demostrar el compromiso real con las personas.
Si nos preocupamos por la postura en el trabajo, la iluminación, el descanso, cuántos pasos damos al día o qué comemos, ¿por qué no saber qué respiramos?
Invertir en aire limpio es invertir en el recurso más esencial de cualquier organización: su equipo humano.
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