La derecha busca recortar el puñado de votos que dio la alcaldía de Valencia a Ribó en 2019
Los partidos empiezan la campaña con la pegada de carteles en barrios como San Marcelino, el Cabanyal o las pedanías del sur
La diferencia entre bloques de izquierda y derecha en las municipales de 2019 al Ayuntamiento de Valencia fue de 255 votos, con el matiz de ... que después debía aplicarse la ley d'Hondt: un último concejal que bailaba entre Compromís y PP y que acabó del lado de los de Joan Ribó, que pudieron revalidar la alcaldía. La batalla por esos votos empezó este jueves por la noche, y lo hizo en barrios como el Cabanyal, San Marcelino o las pedanías del sur. Sólo PP y Vox se quedaron en el centro de la ciudad. El resto, a buscar las costuras de la ciudad, allá donde Valencia se funde con la huerta y el mar, por eso de alejar el foco del centro histórico y convencer a los vecinos de que se creen la gran Valencia.
Compromís se fue a la plaza Julio Ciges Marín, en el barrio de San Marcelino. Ahí empezó la pegada de carteles, y la presentación de una imagen de campaña que se había anunciado sorprendente y resultó un juego de palabras: «Riboluciona València». Ambicioso, claro, porque el lector habrá de valorar hasta qué punto se puede hablar de revolución cuando el alcalde que se presenta a la reeleción lo es desde hace ocho años. Joan Ribó busca retener el voto y arañar lo que pueda al PSPV para mantenerse como alcalde. No lo tendrá fácil porque se prevé una movilización masiva de la derecha pero tiene el balance en su zurrón de una ciudad cada vez más verde y más peatonal.
Quizá por eso, por esa confianza en el cambio de ciclo, el PP decidió empezar la campaña frente a su sede, en la calle Convento de San Francisco, a espaldas de la Casa Consistorial. Toda una declaración de intenciones para un partido que quiere recuperar el despacho de Rita Barberá con un programa basado en la bajada de impuestos y la revisión de buena parte de las medidas llevadas a cabo por Compromís y PSPV.
Los socialistas se fueron al Cabanyal. De nuevo, toda una declaración de intenciones, porque la aprobación del Plan Especial del Cabanyal se ha convertido en el principal objetivo de Sandra Gómez antes de elecciones. Hubo cena con afiliados y simpatizantes y después pegada de carteles. La candidata a la alcaldía dijo que tenía «la experiencia y las ganas» para ser alcaldesa, en un mensaje más o menos sutil para su socio hasta el próximo día 28, al que se le ha achacado su falta de agenda por las tardes.
Ciudadanos miró hacia el sur, hacia el Perellonet, una pedanía que ha focalizado buena parte de la acción de oposición de Fernando Giner. De hecho, el acto de inicio de campaña fue en el idílico entorno del embarcadero de la Gola del Pujol, donde miles de valencianos van cada día a ver atardecer. Probablemente, una metáfora no buscada porque Ciudadanos se enfrenta a la oscuridad de quedar fuera del Hemiciclo municipal, pese al incansable trabajo, sobre todo, de Fernando Giner y Narciso Estellés, su número dos. Luego, para la pegada de carteles se trasladaron a la muy céntrica plaza del Doctor Collado.
Cerca de ellos, la pegada de carteles de Vox fue la más madrugadora: a las 19 horas, en la sede del partido en la ciudad, en la calle Navellos. Vox sabe que puede ser decisivo para formar gobierno a la derecha del arco, pero también que Catalá ya ha dicho que el candidato de la formación, Juan Manuel Badenas, tiene que ir olvidándose de ser vicealcalde: tiene toda la intención de gobernar en solitario. En la campaña tendrá que presentar a Badenas, que este mismo viernes recibirá la bendición de Santiago Abascal que estará en la plaza del Ayuntamiento.
Unidas Podem, por su parte, también se ha quedado en el centro, en concreto en la calle Borrull, en el barrio de Botánico, donde tiene su sede Esquerra Unida. Pilar Lima quiere conseguir lo que logró en 2015 Jordi Peris, entrar al Ayuntamiento y ser decisiva para que la izquierda mantenga la vara de mando. Las encuestas les dejan en el límite.
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