Moros y Cristianos toman la calle
El público abarrotó las gradas y el espacio en torno al castillo para ver las Embajadas
ALBA M.GARCÍA
Miércoles, 10 de agosto 2016, 01:31
Bajo el influjo de una media luna que hizo suya las calles en la noche del lunes con la espectacular Entrada Mora, anoche, una vez más, se volvieron a escenificar las Embajadas del Moro y la Cristiana ante un público que llenaba las tribunas y el espacio en torno al escenario, junto al Palacio de Altamira.
Sobre las diez de la noche se inició el acto, con una melodía a través de los megáfonos, donde comenzaron a narrar la historia que se iba a interpretar. Allá por 1264 llegaba la comitiva de la Embajada Mora a la ciudad y su embajador (Salvador Castaño Berenguer) acompañado del Capitán Moro (Miguel Ángel Butrón). Junto al Embajador Cristiano, (Juan José Álvarez Pérez) establecieron un larga charla y que finalizó en una lucha al considerar los moros inadecuadas las propuestas cristianas. Tras ello, los moros conquistaron la fortaleza.
En la segunda parte, a requerimiento del Embajador Aragonés (José Manuel Botella Sesse) y el Capitán Cristiano (Ernesto Sempere), sale de la fortaleza el Embajador Moro y el Alcaide, que acepta las condiciones que expone el Rey Jaume (Miguel Olivares) y tras la firma del acuerdo se iza la Senyera en el Palacio de Altamira. Un nuevo éxito, que rubricó el alto nivel que mantiene esta representación histórico-festera.
Previamente a la representación de las embajadas, a las ocho de la tarde se realizó el Desfile Infantil, con profusión de niños y niñas que constituyen la cantera de la fiesta. Y a las nueve de la mañana tuvo lugar el tradicional Alardo, en el que se dispararon cien kilos de pólvora, y que cambió de horario (antes era previamente a las Embajadas) y de itinerario, recorriendo el centro de la ciudad. A partir del 2017, todo aquel que participe deberá disponer de permiso de armas.
Por otro lado, el presidente de la Unión Nacional de Entidades Festeras de Moros y Cristianos (UNDEF), Francisco López, destacó durante la recepción a los pueblos festeros en el Palacio de Altamira, que la Entrada Mora «fue una de las mejores» que ha visto.