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En plena escalada del mercado inmobiliario en Valencia y su área metropolitana, proliferan prácticas que, aunque no ilegales, sí levantan sospechas entre vecinos y ... profesionales. Cada vez es más habitual encontrarse con decenas de carteles pegados en farolas, portales y parabrisas de coches anunciando pisos en venta con precios sorprendentemente bajos. Sin embargo, en algunos casos no se tratan de gangas, sino de ofertas ficticias para captar la atención de aquellos que tienen dificultades para encontrar una vivienda a precio asequible.
En Riba-roja, una vecina ha emprendido una cruzada personal contra esta práctica. «Los voy quitando de mi pueblo cada dos semanas. Está todo el barrio lleno. He llamado a los números que aparecen en los carteles y son inmobiliarias que curiosamente me dicen que ese piso ya no está disponible, pero que tienen otros», explica Tamara, quien muestra un cartel donde se oferta un piso de 90 metros cuadrados con tres habitaciones y dos baños por 108.000 euros. «Eso en Riba-roja está regalado. Lo hacen para especular», asegura.
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Para Tamara, estas inmobiliarias juegan con la necesidad de quienes buscan una vivienda asequible. «Si no he quitado 50 carteles entre anoche y esta mañana no he quitado ninguno», explica esta vecina, quien asegura que la cantidad de ofertas que empapelan el pueblo es ingente. «He observado que son siempre iguales pero con dos tipografías distintas y con dos maquetaciones diferentes», agrega.
En estos carteles no aparece dirección ni fotos. Sólo un teléfono, lo que hace sospechar que es un gancho para que la gente llame. Se trata de una práctica que también se ha detectado en plataformas web, tal y como han denunciado desde el sector inmobiliario profesional de la Comunitat Valenciana en diversas ocasiones.
Según explican, algunas páginas cuelgan estos anuncios para recibir miles de visitas para, posteriormente, derivarlas a la agencia física y presentarles un listado con ofertas reales. «Estos listados suelen costar 300 euros. He detectado una agencia que trabaja así, pero es algo que se hacía hace muchos años. Estaba en desuso pero ha vuelto», puntualizan desde el sector.
Este tipo de prácticas llevan tiempo generando malestar no solo entre los residentes, sino también entre los agentes inmobiliarios que trabajan bajo códigos de ética profesional. Hace ya dos años, la presidenta de la Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (ASICVAL), Nora García, alertaba de estas prácticas. «Generalmente, los inmuebles que aparecen en el listado no están disponibles tampoco. Luego, el portal o la agencia se comprometen a ir enviando anuncios durante unos meses, pero es todo mentira», señalaba.
Este tipo de cebos, aunque son difíciles de sancionar, distorsionan el mercado al crear falsas expectativas, lo que puede generar frustración en los compradores. La oferta real de vivienda asequible es tan escasa que algunas inmobiliarias podrían estar recurriendo a estas tácticas para captar datos de posibles compradores y, así, redirigirlos a productos más caros, tal y como advierten desde el sector.
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