¿Por qué van a seguir subiendo los precios de los fertilizantes?
Los aranceles a las importaciones de Rusia irán en aumento y se sumarán nuevos impuestos de 'descarbonización' y protección ambiental
El próximo 1 de julio entran en vigor los nuevos aranceles aprobados por la Comisión Europea a los fertilizantes nitrogenados importados de Rusia y ... Bielorrusia, lo que ha extendido gran preocupación en el sector agrario por el inevitable encarecimiento de precios que se va a producir de inmediato. De hecho ya se vienen notando subidas en las últimas semanas; los mercados de materias primas son muy sensibles a este tipo de situaciones y enseguida se anticipan operaciones que no hacen más que acelerar lo que se anuncia. A ello se suman la subida del petróleo por las tensiones bélicas en Oriente Medio y el cierre de fábricas de abonos en Europa.
El arancel que entra en vigor el día 1 es del 6,5%, más 40 o 45 euros (según producto) por tonelada. Esto se puede traducir en sobreprecios alrededor de 6-10 céntimos por kilo, según producto.
Frente a esta subida inmediata, desde el campo se reclaman decisiones que den una vuelta atrás, que se reconsideren tales medidas, o compensaciones por la pérdida de competitividad.
China frena la exportación de fosfatos, abonos que hoy son más estratégicos para fabricar baterías de coches eléctricos
Sin embargo hay que tener claro desde ya que esto no va a cambiar, sino que va a recrudecerse, porque los aranceles a los abonos traídos de Rusia y Bielorrusia van a aumentar sensiblemente en los próximos años; que no se trata solo de 'castigar' a dichos países por la guerra de Ucrania, sino que es una medida encubierta en tal apariencia para contribuir a reducir el consumo por la vía del encarecimiento, y, para mayor complicación, no es ésta la única decisión en marcha que va a suponer fortísimas subidas de precios de los fertilizantes en toda la UE.
Los aranceles van a ir escalando en los próximos años y en 2028 alcanzarán los 430 euros por tonelada, más el 6,5% fijo. En la práctica supondrá subidas de precios del orden del 100% dentro de tres años. Afectará solo a las importaciones rusas y bielorrusas (de momento), que el año pasado fueron de 110.000 toneladas, pero estas cosas se suelen traslada rápidamente a todo el mercado.
Sin embargo, no son solo los aranceles. Detrás de ellos va a llegar un nuevo impuesto indirecto para gravar las emisiones de carbono asociadas a la producción o importación de fertilizantes. Se llama CBAM (Mecanismo de ajuste en frontera por carbono, por sus siglas en inglés) y entrará en vigor el 1 de enero de 2026. Pueden ser otros 260 euros por tonelada y unidad fertilizante. Un despropósito.
Protección de la naturaleza
A continuación nos encontramos con las medidas regulatorias para la protección de la naturaleza; el RD 1051/2022, que establece normas para aplicar una «nutrición sostenible» de los suelos agrarios. Entra en vigor el próximo 28 de agosto y obliga a mitigar las emisiones de amoniaco, establece limitaciones, aumenta las zonas vulnerables por nitratos y prevé fuertes sanciones. Más encarecimiento al obligar a análisis, planes de abonado y uso de productos con inhibidores añadidos, así como eventual reducción de rendimientos al limitar las aplicaciones. Y encima, posibles sanciones.
Para completar este negro panorama nos encontramos con la fortísima subida que está registrando el fósforo (uno de los tres macronutrientes agrícolas esenciales, junto al nitrógeno y el potasio) debido a su utilización para fabricar baterías eléctricas, que no son únicamente de litio, como habitualmente se conocen, sino que contienen fosfato de hierro. De esta manera, la moderna industria de la electrificación (coches eléctricos, almacenamiento de energía y dispositivos electrónicos) constituye una nueva competencia para el uso tradicional de los fosfatos como fertilizantes agrícolas, lo que ejerce una fuerte presión sobre la oferta y aumento de precios.
Según informa la empresa española Fertinagro Biotech, China ya ha restringido sus exportaciones de fosfatos, que llegaban a casi dos millones de toneladas anuales en los últimos ejercicios, porque considera que es un material estratégico: más de un tercio del ácido fosfórico que produce ya lo destina a la fabricación de baterías para coches eléctricos, donde está dominando el mercado mundial.
Por lo que respecta al tercer macronutriente agrícola, el potasio, también viene sufriendo tensiones derivadas de sus crecientes usos energéticos. Las sales de potasio se emplean para almacenar calor diurno en centrales eléctricas termosolares y como elemento de regulación calórica en sistemas de climatización por geotermia o aerotermia.
La salida, economía circular
Ante un problema tan grave, que se va a agudizar en los próximos años, los agricultores mejor informados de lo que viene se empiezan a plantear si no habrá que recurrir a viejas recetas para abonar los campos. ¿Regresar al estiércol? Desde luego, pero eso no es factible así como así en la generalidad de los casos, ni las normativas permiten hoy utilizar restos de animales y urbanos igual que antaño. Y a todo esto, ¿habría bastante basura para sustituir la actual fertilización química que se impuso décadas atrás?
En tal tesitura, el presidente de Fertinagro Biotech, Generoso Martín, ha enviado una carta a clientes de toda España en la que desglosa el actual panorama del sector y recuerda que su empresa es líder en economía circular, tras cuatro décadas «seleccionando y homologando materias primas locales de uso alimentario para recuperar su contenido en unidades fertilizantes».
En definitiva, recuperación y sistematización de restos y subproductos para su vuelta al campo, incluso en formatos solubles para riego localizado. También señala que su compañía lidera procesos de biotecnología, con 172 patentes mundiales, para «estimular la fertilidad natural de los suelos a través de los microorganismos nativos de cada parcela.
Con ambas herramientas, economía circular y biotecnología, Martín ofrece su compromiso para que «a ningún agricultor le cueste más abonar su cultivo esta campaña para conseguir su producción frente al abonado tradicional que sustituya».
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