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VICENTE LLADRÓ
VALENCIA.
Domingo, 20 de abril 2025
De toda el agua que se deriva para riego agrícola, se estima que, de media, sólo el 37% llega a las plantas. En general ... las pérdidas son muy superiores en sistemas de canales y acequias al aire libre, mientras que en redes modernas de tuberías presurizadas es mucho más fácil realizar maniobras de control y regulación, así como es más factible medir caudales y detectar fugas para repararlas cuanto antes.
Australia es un país modélico en la tarea de controlar sus grandes redes de transporte hidráulico con la máxima eficiencia, y ahora exporta la tecnología que ha desarrollado para ello. En España está encontrando clientes destacados que quieren seguir su ejemplo, particularmente en la Comunitat Valenciana, donde las comunidades de regantes que se surten de canales y acequias tienen creciente interés en aplicar las modernas soluciones nacidas en las antípodas.
Con este objetivo, la Embajada de Australia en España organizó recientemente una jornada técnica en la que se informó de lo realizado en los canales del estado de Victoria, así como recientes aplicaciones en Nebraska (EE UU) y diversos proyectos en España, como en los Canales de Urgell.
En esta reunión técnica participaron representantes de comunidades de regantes del Júcar y del Turia, técnicos de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Conselleria de Agricultura y Seiasa, así como directivos (Candi Cervera y Jordi Pujadas) de la empresas española Regaber, que es la delegada exclusiva en nuestro país de las compuertas inteligentes con la tecnología de la firma australiana Rubicon.
De la importancia que se da al mercado español desde la embajada australiana da cuenta el hecho de que la propia embajadora, Rosemary Morris-Castico, estuvo presente y participó directamente en el acto. Según destacaron asistentes valencianos, este detalle muestra muy bien cómo funcionan las legaciones diplomáticas de muchos países a la hora de ayudar a vender lo que producen, cuando al revés se suele adolecer de impulsos comerciales parecidos.
Cuando los australianos se pusieron manos a la obra en esta cuestión, el objetivo era, claramente, poder gestionar el caudal de grandes canales de cientos de kilómetros para reducir al máximo las pérdidas de agua.
Esto es sencillo en una conducción cerrada (tubería), porque desde hace tiempo se dispone de un sinfín de instrumentos para ello: contadores, válvulas de infinidad de tipos que cierran y abren a la perfección, mecanizadas, automatizadas y gobernadas a distancia... Sin embargo, no siempre es factible cambiar canales y acequias por tuberías; éstas llegan hasta ciertos diámetros y capacidades; por encima, el transporte ha de ser a cielo abierto. Y luego están las cuestiones ecológicas y paisajísticas. Pongamos, por ejemplo, las históricas acequias de la Huerta de Valencia, que están protegidas.
El problema principal estriba en el control de las compuertas. Un canal discurre con una pendiente ligera pero continuada para asegurar el 'viaje' del agua. Si no se cierra a tiempo cuando bajan o cesan las necesidades, se pierde mucha agua al final del recorrido, mientras que si se cierra a destiempo pueden cortarse suministros y desbordarse caudales en tramos intermedios. Y, además, con una gestión típica manual, esto exigiría gran cantidad de empleados a todas horas e infinidad de compuertas que, hasta la fecha, no siempre tienen cierres ajustados y se deterioran con rapidez.
Tales obstáculos son los que resuelve la tencología de Rubicon, con compuertas inoxidables, automatizadas, que cierran perfectamente, que son además contadores del caudal que pasa, y al mismo tiempo pueden abrir o cerrar en función de lo que deben dejar pasar en cada momento. Colocando diversas 'paradas', estratégicamente ubicadas a lo largo de un canal, desde el principio de su toma hasta el final del recorrido, una sola persona puede gestionar el conjunto sin moverse de un ordenador, cuyo sistema informatizado lo conecta y controla todo a voluntad. De esta manera se están consiguiendo eficiencias del 90% (prácticamente sólo se pierde ya lo que se pueda evaporar), equiparable al régimen de tuberías y en algún caso por encima.
Todos estos avances cuentan con una figura técnica esencial: Murray Smith, experto en el desarrollo de infraestructuras, gestión de recursos, planificación, diseño y extensión de sistemas de riego, considerando a la vez aspectos de ingeniería, de eficiencia agronómica y de respeto a cuestiones ambientales, sociales y culturales.
Como curiosidad, en esta jornada sobre Buenas Prácticas en la Gestión del Agua en Canales se expuso que Australia tiene unas condiciones climáticas peculiares y muy variables, con prologadas sequías y ocasionales lluvias torrenciales que causan con frecuencia inundaciones; las precipitaciones son muy irregulares y de ellas derivan escasas escorretías aprovechables; hay altas tasas de evaporación... por lo que «depende del almacenamiento de agua más que cualquier otro país desarrollado». De hecho tiene el mayor ratio mundial de almacenamiento de agua (embalses) y le da al agua subterránea un papel primordial.
Pero ¿no les suena mucho todo esto a lo que tenemos en España y, particularmente, en la Comunitat Valenciana? Hay un paralelismo indudable, salvando las distancias y la superficie enorme de aquel país. Por cierto, con 48 millones de habitantes, igual población que la española.
Un detalle que estuvo muy presente en la jornada como principio ineludible fue esta máxima del gran científico británico William Thomas Kelvin: «Si no puedes medirlo, no puedes mejorarlo». Aplíquenlo al agua.
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