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El caso Pegasus no sólo ha provocado una grave crisis entre el Gobierno central y la Generalitat de Cataluña sino que ha hecho ... que todas las miradas se hayan dirigido hacia ese dispositivo que prácticamente ha dejado de ser un aparato destinado a hablar para convertirse en nuestro ordenador, cámara de fotos, despertador, tarjeta bancaria, linterna, agenda, GPS y un largo etcétera. Pero ¿sabemos protegerlo? ¿Hemos habilitado las herramientas necesarias para evitar que nos hackeen el teléfono móvil?
La respuesta es que no y en ello coinciden los expertos consultados. No somos conscientes de que un teléfono, como cualquier otro dispositivo electrónico, puede ser susceptible de ser hackeado, dicen. «Todos los dispositivos que tienen un microprocesador pueden serlo; sea una televisión, un robot de cocina, un coche... ¡Hasta la cafetera!», explica el socio-director de S2 Grupo, Juan Rosell. «Los hackers hacen pruebas con los elementos más variopintos. Vivimos en un mundo hiperconectado, y no sólo a través de internet, pues un USB que se conecta a la red de control también abre la puerta», añade.
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«¿Abrirías la puerta de tu casa a cualquier que toque el timbre? Primero verificas quién es. Es lo mismo que debemos hacer con nuestro teléfono», plantea Juan España, CEO de la startup valenciana Dotnetsafer, incorporada recientemente a Lanzadera. A su juicio, el «principal problema» de la ciberseguridad es «humano». Y se explica: no es complejo meter un virus o un programa en un teléfono. «Se puede hacer mediante un e-mail, una aplicación que descargas, al abrir un 'whatsapp' con un archivo. Pero quien abre la puerta a ese software malicioso es una persona», comenta. Por eso, recomienda verificar siempre el remitente de los archivos que se reciben como destinatarios.
Y, sí, es mucho más fácil introducir 'malware' en un teléfono que en el ordenador, precisamente porque en el ordenador adoptamos una serie de pautas y, además, porque en el teléfono todo es tan sencillo como veloces sean los dedos del usuario. En este sentido, hay tres aspectos sobre los que hay que poner la etiqueta de advertencia. «La instalación de aplicaciones maliciosas, el 'phishing' vía correo electrónico o SMS (este es cada vez más frecuente) y la captura de datos en la wifi abierta«, enumera Carlos Estrela, CEO de Leader Redes y Comunicaciones.
Hay varias indicadores, por ejemplo, rendimiento anómalo en el teléfono, como por ejemplo que haya aplicaciones y menús que se cierren solos porque han sufrido algún tipo de error que no es puntual; los cambios sin nuestro permiso en la configuración del móvil; un gasto desmesurado de la batería, por lo que es conveniente revisar qué proceso está provocando ese consumo; o el gasto injustificado de datos.
Aunque es cierto que Pegasus es «otra liga», como bromea Rosell, ya que está diseñado para espiar a gobiernos, políticos, activistas, etc. pero existen una serie de recomendaciones para evitar que los datos y la información de cualquier usuario sean espiados por un software malicioso. Tener cuidado y aplicar el sentido común sería el primero para el socio-director de la compañía valenciana S2. «Hay que aplicar al mundo digital ese sentido común que usamos en la vida cotidiana», comenta. Eso y seguir pautas como:
- Instalar app desde sitios oficiales. «Y no instalarlas si se tiene la más mínima sospecha», explica Carlos Estrela. En este sentido, Juan España detalla que las aplicaciones tienen una certificación y deber ir firmadas por una entidad. Se puede comprobar en las 'store' de Apple y Google, además de existir informes públicos sobre app y software que contienen 'malware'.
- Revisar de forma periódica las app del móvil. «Pueden aparecer en el teléfono sin haberlas descargada», añade. ¿El motivo? Esas consentimientos de acceso que se dan sin leer los contratos de servicios.
- No pinchar en los enlaces de los mensajes que recibimos, salvo en caso de que estemos absolutamente seguros de su procedencia. Según Estela, «bancos, empresas de electricidad o mensajería envían SMS pero nunca ponen enlaces, sino que te indican que te conectes a tu sitio de confianza. Si incluyen enlace, sospecha porque puede ser una página idéntica a la del proveedor y al poner tu usuario y contraseña ya le has dado tus datos a quien no debes».
- Mantener actualizados los dispositivos. «Sí, es un rollo. Pero la nueva versión que elabora un fabricante en el 90% de las ocasiones es por un problema de seguridad, para solucionar una vulnerabilidad, mientras que el 10% restante son mejoras funcionales», comenta Juan Rosell. «Así que actualiza las 353 app que tienes, incluida la linterna», bromea.
- Contar con un antivirus e, incluso, una app de cifrado de contraseñas, «aunque sea de pago», añade el CEO de Leader. Así que nada de tener las contraseñas guardadas en el bloc de notas.
- Evitar el uso de wifi públicas, sobre todo aquellas que no requieren clave o autenticación. «Puede haber una persona captando lo que se está transmitiendo por ahí y, si no está cifrado, ya tienes el lío montado», advierte Estrela. «Si hay que usarla y, en un momento dado enviar algún tipo de información, lo mejor es desconectarse, mandar y volver a la wifi abierta. Pero, en mi opinión, ni me conectaría», aconseja.
Y, si nos han cazado o tenemos la mínima sospecha, los expertos aconsejar desactivar datos y wifi, hacer copia de seguridad y resetear el dispositivo a los valores de fábrica.
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