Nuria Montes, los abrazos rotos entre Mazón y Navarro
El jefe del Consell y el de la patronal maniobraron para colocar en Turismo a la dirigente de Hosbec pero al final fue un punto más de desencuentro
Uno de los mayores cabreos del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, estuvo motivado por la publicación, por parte de este periódico, de que ... la nueva consellera de Industria y Turismo iba a ser la entonces secretaria general de la patronal hotelera Hosbec, Nuria Montes. Al cabreo de Mazón había que sumar el del presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Salvador Navarro, que era el principal patrocinador de la aspirante. A ninguno de los dos, cuando aparentemente iban de la mano, les gustó que saltara la liebre.
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El movimiento perseguía dos objetivos. El primero, por parte de Mazón que, al contentar a Navarro, tenía tribuna libre y abierta de cara a los empresarios valencianos en su estreno como presidente. El segundo objetivo beneficiaba al presidente de la patronal, que de esta manera situaba a una persona de su máxima confianza en el Gobierno valenciano. Hilo directo con lo que pasaba de puertas para adentro en el Palau.
La decisión, adelantada por LAS PROVINCIAS y rubricada por el jefe del Consell días más tarde, se tomó pese a que el empresariado alicantino y parte del sector hotelero -los gestores de apartamentos, principalmente- se habían levantado en armas para tratar de abortar una operación que ya estaba cerrada por el interés de ambas partes. A Mazón le susurraron que se iba a equivocar, pero el presidente cargó con la decisión tomada previa evaluación de daños. Le valía la pena y la legislatura era muy larga para calmar las aguas en el sur de la Comunitat, que para eso eran paisanos.
A un sector nunca le gustó la labor de Montes, que cayó por su propio peso incluso antes de que Mazón la destituyera tras la bola que generó la dana. En privado, los que se atrevían a trazar un perfil de Montes no estaban muy alejados del talante que exhibió la entonces consellera en las puertas de Feria Valencia, morgue de las víctimas de la inundación, donde en un ejercicio de absoluta falta de empatía pisoteó el dolor y el sentimiento de los familiares de las víctimas con un 'speech' impropio e hiriente en una situación nunca vista. Ni mil perdones la hubieran salvado.
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La salida de Salomé Pradas de la conselleria de Emergencia por su deficiente gestión en la tarde del 29 de octubre estuvo a la misma altura que la destitución de Nuria Montes por sus palabras inapropiadas. Todo el mundo entendió que esas dos cabezas políticas iban a rodar... todos, menos Salvador Navarro, que en una entrevista en Valencia Plaza, salió en defensa de su patrocinada: «No entiendo el cese de Nuria Montes como consellera. Sus palabras fueron desafortunadas y con falta de empatía, pero ha sido la única que ha pedido perdón«. Una manera de señalar de manera indirecta al presidente Mazón, que a ojos de Navarro se desprende que no pidió las obligadas disculpas en tiempo y forma.
El punto de no retorno se produjo tras la dana, con la famosa comida del presidente del Consell, en la que se vio involucrado el presidente de la CEV. En un primer momento se apuntó que Mazón y Navarro comieron juntos el 29 de octubre, un enredo que hubo que desliar con declaraciones inmediatas del empresario para evitar equivocaciones. Ambos se vieron antes de comer y el presidente de la CEV estuvo después con Montes, que cumplía años como cada 29 de octubre.
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El paso del tiempo abrió todavía más la brecha de esa alianza de conveniencia que nunca estuvo bien suturada. Los suyos, aquellos que le advirtieron, arroparon a Mazón por encima de la dana con Alicante como refugio. Desde allí, el jefe del Consell ha tratado de remontar con exhibición de fuerza del partido en Benidorm incluido a ojos del número dos, Miguel Tellado.
Navarro, por su parte, armó hace unos días una estrategia que no le ha servido de nada en una balanza en la que por sensaciones la derrota pesa más que la victoria en una maniobra desesperada. En la Noche de la Economía, le puso a Mazón a huevo la escena para ser señalado, no sólo por abandonar la sala sino por hacerlo en compañía de Carlos Cuerpo y Pilar Bernabé, por esa clara querencia socialista. El tropezón fue público y notorio porque al enemigo, y eso el actual presidente de la CEV lo debería saber, no hay que darle la espalda. Un paso en falso sirvió para apuntillarlo.
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Navarro, el que movió ficha para convocar las elecciones en la CEV, se ha bajado de la carrera electoral mucho antes de lo previsto, como si una retirada fuera una victoria. Y Mazón, por ahora, se mantiene a flote en un presente de incierto futuro. Nuria Montes, la exconsellera, volvió a los despachos de Hosbec.
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