Un jubilado encuentra un billete de lotería en el bolsillo y al comprobarlo se da cuenta de que está premiado con 24 millones de euros

En Estados Unidos, cada año decenas de millones en premios de lotería quedan sin reclamar por simples descuidos o despistes cotidianos. Algunos billetes terminan en la basura, otros en cajones olvidados… y unos pocos, como el de esta historia, acaban por cambiar la vida de quien lo encuentra en el último momento. Jimmie Smith, un jubilado de 68 años de Nueva Jersey, se encontró de casualidad con un boleto de lotería arrugado en una camisa antigua. Lo que parecía un papel sin valor escondía una sorpresa: estaba premiado con más de 24 millones de euros. Y el plazo para cobrarlo estaba a punto de expirar.

El billete premiado, perteneciente al sorteo de la New York Lotto, fue comprado el 25 de mayo de 2016 en una pequeña tienda de alimentación del barrio neoyorquino de Tribeca. Smith, sin prisa, lo guardó junto a otros décimos que solía adquirir con frecuencia. «Siempre me decía: 'Los comprobaré cuando tenga tiempo'», confiesa.

Durante meses, el boleto permaneció olvidado hasta que, casi un año después, una noticia en televisión le hizo reaccionar. Las autoridades de la lotería de Nueva York informaban de que un premio millonario seguía sin ser reclamado y que el plazo estaba a punto de cerrarse. Intrigado, Smith decidió por fin revisar los billetes que tenía acumulados.

«Terminé con una pila de billetes, incluyendo el que mencionaban en las noticias», explica a los funcionarios del organismo estatal. La combinación ganadora —5, 12, 13, 22, 25 y 35— coincidía exactamente con la de uno de sus boletos. «Me quedé atónito», asegura. «Me quedé un minuto pensando. '¿Veo lo que veo?'», relata todavía sorprendido.

El impacto fue tal que, antes de dar cualquier paso, tuvo salir a tomar el aire. «Realmente tuve que convencerme de que esto era verdad», reconoce el jubilado, que apenas podía creer lo que tenía entre las manos.

Finalmente, Smith presentó el billete justo a tiempo y optó por cobrar el premio mediante un sistema de pagos anuales, distribuidos a lo largo de 26 años. Una vez finalizados los trámites, eligió mantenerse en el anonimato, alejado del foco mediático y sin hacer alarde público de su nueva condición económica.

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