Joan Calabuig: un hombre de partido para calmar a Ribó

Porque Calabuig apenas se lleva un año con el jefe del Consell y, como él, ha dedicado toda su vida a su partido, al PSPV. El nuevo presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) ostentó su primer puesto político con 21 años, sólo unos meses después de abandonar su licenciatura en derecho, que nunca terminó. Como refleja su currículum, desde entonces ha ido encadenando cargos orgánicos de todo tipo.

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Primero como secretario general de Juventudes Socialistas del País Valenciano y miembro de la Comisión Ejecutiva Nacional. Responsabilidades con las que empezó para ir luego escalando hasta la secretaría general del PSPV en la ciudad de Valencia en 2012.

De forma paralela a esta carrera interna socialista ha ocupado asientos públicos de todo tipo. Fue director de Servicios de Juventud y Deportes del Ayuntamiento de Valencia entre 1982 y 1983 y más tarde diputado en Les Corts. Puesto que abandonó para ser director general del Instituto Valenciano de la Juventud de la Generalitat Valenciana (IVAJ) en el Gobierno de Joan Lerma hasta que el PP accedió al Consell.

Su próximo sueldo público lo cobró del Parlamento Europeo, donde fue eurodiputado por el PSOE entre 2004 y 2008. De ahí dio el salto al Congreso, donde estuvo hasta que volvió a aterrizar en Valencia como concejal en el Ayuntamiento en 2011 y fue candidato a la alcaldía. Durante esos años también realizó dos cursos de liderazgo y dirección.

Cuando Joan Ribó accedió a la alcaldía en 2015 fue nombrado primer teniente de alcalde. Allí trabajó dos años día a día con Ribó, que mantenía con Aurelio Martínez un enfrentamiento abierto con el puerto de Valencia con la ampliación que se quiere reconducir pese a que el PSPV sigue apoyando la ampliación.

Tras dos años en el consistorio volvió a la Generalitat para ocupar la secretaria autonómica para la Unión Europea y Relaciones Externas, donde ha permanecido hasta ahora. Su carácter dialogante, calmado y amigable se pondrá ahora a prueba en un puesto que debe gestionar la retrasada ampliación de la terminal norte, a la que sólo le falta ser aprobada por el Consejo de Ministros.