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Evento organizado por la Fundació Horta Sud
ECONOMÍA SOCIAL CON CAIXA POPULAR

Las fundaciones, mucho más que «ayuditas» a quienes no tienen recursos

Muy lejos queda ya aquel modelo asistencial que tan solo prestaba ayuda. A día de hoy, entre las fundaciones abunda un modelo de acompañamiento que, a largo plazo, revierte en beneficio socioeconómico para todos

Lunes, 21 de julio 2025

Existe una idea bastante extendida acerca de que las fundaciones, esas entidades sin ánimo de lucro que buscan un impacto social positivo, no son rentables. Hasta hace unas décadas, el modelo asistencial (que dedicaba esfuerzos a garantizar las necesidades básicas) era quizás el más extendido. Sin embargo, ese modelo transitó hacia otro que buscara la integración de las personas, un modelo que las insertara en el mercado laboral, que las capacitara y empoderar en su desarollo en comunidad.

Sin embargo, aquel modelo asistencial ya no es la norma. Cientos de fundaciones en España trabajan en varias direcciones: la integración real de personas vulnerables a la esfera social y productiva, la creación de redes entre personas y empresas con el fin de fortalecer el territorio y la innovación, entre otros muchos otros objetivos.

En la Comunitat Valenciana hay registradas un total de 749 fundaciones

LAS PROVINCIAS, en colaboración con Caixa Popular, aborda en este reportaje el modelo de fundación a través de varios ejemplos que, en Valencia, tienen un impacto positivo sobre el territorio. Este reportaje forma parte del proyecto 'Economía social con Caixa Popular', una iniciativa que este diario lidera desde hace meses junto a la caja de ahorro de la Comunitat.

Las fundaciones

Hay sectores muy ligados a fundaciones que, de hecho, precisan de sus funciones para sobrevivir. Miles de mujeres en riesgo de exclusión social ven en algunas fundaciones su salvación para poder formarse cuando no tienen dónde dejar a sus hijos, entre otros ejemplos. Incluso emprendedores que se enfrentan a farragosos plazos de espera o a inaguantables papeleos, pueden ver sus procesos acortados gracias a las fundaciones.

¿Qué aportan las fundaciones a Valencia?

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Estos ejemplos resumen muy brevemente los casos de éxito de las fundaciones Horta Sud, Proyecto Vivir, Social Nest y Nova Terra. Sus casos son paradigmáticos en un territorio -el valenciano- que se nutre de las fundaciones en contra de la idea falaz de que son inservibles. Veámoslo.

Fundació Horta Sud, medio siglo reforzando el tejido asociativo en Valencia

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Fundació Horta Sud nació en 1972 con un objetivo doble: dinamizar la comarca y empoderar a la ciudadanía. Buscaban promover la organización de las personas para que ganaran voz y poder de decisión. Aleix Pujol, responsable de Comunicación de la fundación, cuenta que la clave del trabajo que desempeñan siempre ha estado en la red que genera. Hay involucrados a todos los niveles, desde institutos o la Mancomunidad, hasta personas individuales.

En Horta Sud ofrecen formación a quienes no tuvieron la suerte de recibirla, ayudan a personas con burocracias farragosas y hacen presión para que las políticas públicas se adapten a la realidad de la comarca. Por ejemplo, Pujol cuenta que hasta hace dos años existía una denominación «ficticia», según él, para la zona oeste de la huerta: Horta Oest. «No había una realidad comarcal en este territorio, que en realidad forma parte de l'Horta Sud. Esto iba más allá de una frontera administrativa, porque para poder ayudar, primero tienes que poder medir», revela. El trabajo de la fundación provocó que, finalmente, la denominación Horta Oest desapareciera de los registros oficiales. «Se consiguió gracias a que lo hicimos con una visión comarcal», añade.

Esa visión comarcal que se aproxima al territorio es lo que suele abundar en las fundaciones y escasear en las administraciones

Esa visión «comarcal» de la que habla, que se aproxima al territorio y sus exigencias a ras de suelo, es lo que abunda en las fundaciones y, en muchos casos, escasea en las administraciones. Más de 200 proyectos se han financiado gracias a Fundació Horta Sud, y miles de personas se han visto beneficiadas de su labor.

La potencia de ese poder vertebrador se vio en la dana, cuando tan solo un día después de la tragedia ya se había movilizado una campaña de recursos para asociaciones. Pasado un mes y medio, Fundació Horta Sud ya había entregado alrededor de medio millón de euros en ayudas al movimiento asociativo. Actualmente ya son dos millones.

Proyecto Vivir, una vida digna

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Treinta años. Es el tiempo que lleva la Fundación Proyecto Vivir ayudando a familias en riesgo de exclusión. Su fundadora, Lourdes Capote, psicopedagoga de profesión, se dio cuenta de algo en los años 90: las ayudas que se otorgaban en aquella época eran en su mayoría asistenciales. Alimento, dinero, vivienda… Pero no un trabajo, una formación que les ayudara a salir del atolladero o una comprensión profunda del contexto del que esas personas provenían. Lourdes fue de las primeras en cambiar el modelo de uno asistencial a otro integrador. Básicamente, a las personas sin suerte se les daba pescado pero no se les enseñaba a pescar. Proyecto Vivir nació sin ser una fundación durante los primeros años, hasta que se constituyó como tal en 2003. Formación, acompañamiento en distintas fases, recursos prácticos… Ese es el modus operandi de Proyecto Vivir.

Según indica Cristina Cervera, su directora gerente, la fundación está compuesta por cinco trabajadoras (entre las que continúa Lourdes Capote a sus 84 años) y, siempre, por alrededor de 90 voluntarios. «Cada año, pasan por Proyecto Vivir unos 150 voluntarios. Sin ellos, no podríamos llevar adelante nuestra actividad como lo hacemos», indica. La labor de la fundación apunta hacia diversas direcciones: muchas de las personas que les llegan, en su mayoría mujeres, lo hacen con un trauma profundo -ya sea por una situación de maltrato, una pérdida o un contexto de suma precariedad-. Recordemos también que a las mujeres les golpea la pobreza en mayor medida que a los hombres. Los datos son arrolladores: un 27,2% de mujeres frente a un 24,8% de hombres en riesgo de exclusión social.

El 60% de las personas que acuden a la fundación son mujeres monomarentales. En Proyecto Vivir ofrecen en un primer momento apoyo psicológico si las personas que llegan lo necesitan. Después, abordan otras áreas como la salud, el idioma, la cultura… Cervera explica que, por norma general, el sentimiento de valía que tienen todas estas mujeres es «muy pobre al principio», por lo que buscan empoderarlas y «mejorar su autoconcepto». Luego disponen de talleres prácticos de todo tipo para su inserción laboral: de limpieza, de cuidado de mayores, de habilidades comerciales, de monitoras de comedor… Y las mujeres que se amparan en la asistencia de Proyecto Vivir deben demostrar su compromiso y avanzar.

Nova Terra, una ayuda para impulsar el potencial

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En la misma línea que Proyecto Vivir actúa Nova Terra desde hace treinta años, cuando empezó a ofrecer oportunidades formativas a jóvenes del barrio de La Coma. La empleabilidad era la punta de lanza de esta fundación, que con el paso de los años ha ido tejiendo toda una red de apoyo sociolaboral en la que entidades, empresas y muchas personas están implicadas.

Mavi Leida, su directora gerente, explica que el objetivo de la fundación era evitar que, al terminar la asistencia, las personas realizaran prácticas de empresa. En su lugar, se busca que opten a contratos ordinarios, lo que supone una enorme diferencia para todos ellos. Desde sus inicios, la fundación ha ayudado a más de 8.000 personas. Y solo de la pandemia a esta parte, a más de 4.500. El año pasado consiguieron insertar a un total de 350 personas y, según indica Leida, la eficiencia en el acompañamiento que dispensan es del 70%.

Lo cierto es que Nova Terra trabaja con un nivel de efectividad mayor al que se la sociedad suele presuponer en fundaciones y asociaciones de nuestro país. Es la demostración de que las fundaciones tienen sentido y funcionan. Y trabajan con personas que buscan una mejora, especialmente a día de hoy migrantes de formación muy escasa, «pero de elevado potencial» que necesitan «desarrollar y pulir sus habilidades».

Según explica la directora gerente, quien lleva años trabajando con migrantes, esa idea de que son quienes más delinquen es «falaz». La delincuencia, según ella, no tiene una correspondencia con la nacionalidad, sino más bien «con las condiciones socioeconómicas de la persona». De hecho, las personas que pasan por Nova Terra son las que mayor disponibilidad tienen para trabajar, además de que, según dice, «tienen el espíritu emprendedor instalado y no quieren recursos como dinero, sino un trabajo».

Social Nest Foundation, emprendedores de triple impacto

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El objetivo de Social Nest Foundation no va dirigido a personas en riesgo de algún tipo, sino más bien a ayudar a empresas o emprendedores que ya están consolidados. Pero no a emprendedores o empresas de todo tipo. Tienen que dar respuesta a los retos ambientales que enfrentamos. Además de brindar este apoyo, también organizan eventos, formaciones para inversores… El denominador común es que el impacto de todos estos actores sea positivo sobre el ecosistema.

«La economía social también puede ser sinónimo de lucro»

Margarita Albors, presidenta de la fundación, cuenta que la friolera de 1.000 startups ya se han visto beneficiadas del trabajo de la fundación desde que nació hace quince años. Buscan, precisamente, romper con esa idea de que lo sostenible y responsable no es rentable. «Hay una forma nueva de entender la economía por la que las empresas, el capital y el talento se ponen al servicio de los retos ambientales. La innovación es el objetivo», explica. De hecho, la fundación organiza el evento The Gap in Between, una plataforma global que reúne a corporaciones líderes, inversores, formuladores de políticas y emprendedores de impacto para cocrear soluciones para los desafíos más urgentes del mundo. El año pasado, el evento congregó a más de 2.000 asistentes de 65 nacionalidades diferentes.

Albors comenta que la economía social también puede ser «sinónimo de lucro». Existen incluso fondos de inversión de impacto, de hecho. No es común observar entidades que, desde una lógica capitalista y del beneficio, impacten positivamente en el entorno. Es eso precisamente con lo que Social Nest Foundation busca romper. Proporcionar recursos, orientar y otorgar oportunidades a quienes, de una manera rentable, crean soluciones para los desafíos que presenta el mundo actual.

Este reportaje ha sido realizado por LAS PROVINCIAS y Caixa Popular, la entidad cooperativa, valenciana, con valores sociales y solidarios. Una banca diferente que destaca por la gestión ética y profesional y por su solvencia. Una cooperativa que crece generando riqueza local, ocupaciones estables y con una sensibilidad social diferente a otras entidades. La principal entidad financiera valenciana se convierte en un ejemplo práctico de cómo la banca puede contribuir a una economía más justa y equitativa mediante los valores de la Economía Social.

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